La cuesta de enero no pesa, como tampoco la crisis económica se siente tanto cuando se trata de cumplir con las tradiciones como es el caso de levantar al Niño Dios.
Fue el pasado 24 de diciembre, cuando en la mayoría de los hogares católicos “se acostó al Niño”, una celebración que incluye además del evento religioso que reúne a toda la familia, una cena, el reparto de los bolos por parte de la madrina y el convivio general.
A pocos días de que se llegue el tiempo de levantarlo, los preparativos comienzan y en algunos locales dedicados a la venta de artículos para esta ocasión tan especial se aprecian distintos vestiditos, sillas de todos tamaños, coronas, niños Dios y demás adornos que llaman la atención de los peatones.
Pero no todos se esperan los 40 días para levantar al Niño que tiene acostado debajo del árbol o bien en su nacimiento, pues los hay que llevan a cabo en evento el seis de enero cuando se celebran los Santos Reyes o bien hasta el dos de febrero que es el Día de la Candelaria, justo cuando se cumplen los 40 días.
Luz Elena Chapa, dueña de uno de los negocios más visitados para comprar este tipo de artículos comenta que existen muchas variantes en cuanto a levantar al Niño Dios, pero todas son respetables ya que cada quien tiene sus motivos para hacerlo.
Incluso los hay que llevan a cabo dicho evento hasta el 18 de Marzo de ahí que por ese motivo no retiro los artículos de los exhibidores hasta después de esa fecha.
En cuanto a los costos, dijo que varían de acuerdo a los materiales y calidad, tamaños etc., pero es una tradición que no se va acabar porque la gente es creyente y respeta.
Los artículos son de todos precios, los hay ropita de tela, de estambre, de hilo, algodón, sillas de madera, metálicas de todos tamaños que se ajustan al presupuesto de cada quien.
Cabe mencionar, que levantar al Niño Dios es una tradición que tiene como objetivo la unidad familiar, reunirlos a todos después de sentarlo en su sillita y convivir con cena y bolsitas para todos.
ENTÉRESE.
Levantar al Niño Dios es una tradición que tiene como objetivo la unidad familiar, reunirlos a todos después de sentarlo en su sillita y convivir con cena y bolsitas para todos.
