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Impuesto moralista

Por Admin - 14 octubre, 2016 - 02:20 a.m.

La Organización Mundial de la Salud quiere que los gorditos paguen más impuestos. Esto lo ha señalado en la presentación este 11 de octubre de un estudio titulado “Efecto de la política fiscal en la dieta, la obesidad y las enfermedades crónicas: revisión sistemática”, que toma en cuenta diversas investigaciones que se han dado a conocer en la materia. Los funcionarios de la OMS se manifestaron en la presentación a favor del cobro de impuestos más altos a alimentos que consideran fuente de obesidad y sobrepeso. “Estamos en una posición de poder decir que hay suficientes indicios y pedimos a los países que apliquen una política fiscal efectiva”, dijo Temo Waqanivalu, coordinador del Departamento de Enfermedades No Comunicables y Promoción de la Salud de la OMS. Esta conclusión, sin embargo, no la comparten otras instituciones. Un reporte del Instituto de Asuntos Económicos (IEA) del Reino Unido preparado por Christopher Snowdon, que también revisa la literatura científica disponible, señala que “los indicios de que cobrar impuestos a los refrescos -o a cualquier otra fuente de calorías- reduce la obesidad son débiles y en buena medida teóricos”. Este informe señala que la demanda por estos productos “es inelástica” y que los consumidores responden a los altos impuestos cambiando a productos más baratos. Los impuestos llevan al consumo de productos de potencialmente inferior calidad, pero no a una reducción de la ingesta calórica. Según Snowdon, estos gravámenes no han tenido más logro que quitar dinero a los contribuyentes, particularmente a los más pobres. No se ha encontrado nunca una correlación entre estos impuestos y la obesidad o la salud. El estudio de la OMS está disponible en: elnorte.com/salud. El del IEA se encuentra en: elnorte.com/azucar. Las diferencias entre los dos estudios, sin embargo, son menores cuando se revisan con cuidado. El informe de la OMS es menos contundente de lo que uno podría suponer al escuchar la recomendación de los funcionarios de aplicar impuestos punitivos contra los consumidores. El boletín que lo acompaña apunta que “los impuestos y las subvenciones pueden contribuir a la adquisición de pautas de consumo saludables en la población”, pero añade que “la calidad de los datos actuales suele ser baja y la valoración empírica de los impuestos existentes es una investigación prioritaria, junto con los estudios de la eficacia y el impacto diferencial de los impuestos sobre los alimentos en los países en desarrollo”. Para los burócratas y políticos, sin embargo, es más fácil impulsar políticas prohibicionistas o promover impuestos punitivos que entender y tratar los complejos problemas del sobrepeso y la obesidad. No hay duda que el consumo excesivo de bebidas y alimentos de alto contenido calórico, particularmente por personas en condiciones sedentarias, puede dañar la salud, pero cobrar más impuestos no resuelve el problema. La única solución de largo plazo debe venir de un programa de educación.

No olvidemos que las personas tienen derechos y uno de ellos es decidir qué productos consumir. El Gobierno no debe interferir en estas decisiones. Cobrar un impuesto moralista no es justificable en una sociedad libre. DUARTE Y LA CORRUPCIÓN Javier Duarte anunció en las pantallas de Televisa su decisión de pedir licencia al Gobierno de Veracruz y declaró que ha sido víctima de una campaña negativa. Por lo pronto, la investigación en torno a su Gobierno será una prueba monumental para un Sistema Nacional Anticorrupción que apenas está naciendo.

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