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Opinión

TEORÍA DE JUEGOS Y COVID-19: SALUD, ECONOMÍA Y POLÍTICA

Staff / La Voz
Por Staff / La Voz - 10 julio, 2020 - 01:56 p.m.
TEORÍA DE JUEGOS Y COVID-19: SALUD, ECONOMÍA Y POLÍTICA

Anticiparse al próximo movimiento es la clave del éxito en el juego de ajedrez. Saber leer a nuestro enemigo o las circunstancias considerando todas las aristas que pueden conformar el desenlace es un arte. Entre más variables y elementos consideremos para jugar, apreciaremos al contrincante con mayor nitidez y resolución para salir victoriosos.

La construcción del entramado que nos lleva a plantear los próximos movimientos depende en gran medida de la interpretación que le demos a los movimientos del adversario. Si además de ello consideramos toda la comunicación no verbal de nuestro oponente (observando muecas, posturas y titubeos) no solo permite analizar sus estrategias, sino entenderlo como un todo. En la observación de los detalles se devela la vulnerabilidad de un oponente, no obstante, perder ocasionalmente puede ser parte de una estrategia, al menos para el tablero global que pretendo describir.

Entorno a la emergencia sanitaria de la COVID-19 se ha generado un juego económico y político que invariablemente acompaña los discursos de todos los líderes mundiales, esto de manera discreta e implícita. Los participantes discretos de este juego se reducen a unas cuantas compañías farmacéuticas, medios de divulgación científica influyentes y aseguradoras transnacionales. De manera tácita, estos hombres de negro emiten las reglas para jugar y quien no las entienda habrá perdido. Nunca se había apreciado la vulnerabilidad de los Jefes de Estado ante la cohorte de científicos que se han convertido en dictadores sin reino, decidiendo que sí y que no, pero también hoy más que nunca, es evidente que la ciencia médica se encuentra gravemente influida por criterios económicos, políticos y mediáticos.

El desarrollo del juego COVID-19.

El juego comenzó en diciembre de 2019. Los jugadores aparecieron conforme la epidemia se extendió. El ambiente geopolítico ya se percibía tenso pero cordial, pese a que fechas previas la tensión económica entre Estados Unidos y China trastornaba economías emergentes, además de que varios países de la Unión Europea habían manifestado el preámbulo de varias recesiones, destacando a Italia y a Alemania.

Los eventos sucedieron de manera precipitada una vez que el virus alcanzó a Taiwán y en breve a Europa. El número de muertos en Italia y su rápida extensión a España y Reino Unido no preocuparon a Estados Unidos, puesto que se preveía una disminución de la tasa de contagios al entrar la primavera. Mientras estos sucesos ocurrían de manera estrepitosa, los hospitales y sistemas de salud del mundo colapsaban ante la oleada de pacientes que, a la fecha no parece terminar con repuntes y rebrotes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) instaba a no politizar la pandemia y a efectuar

muchas pruebas para detectar a los asintomáticos. Luego se desdijo y desestimó la relevancia de los portadores asintomáticos pese a las numerosas recomendaciones de expertos en la materia. En este río revuelto, los principales actores del juego se organizaban en silencio y pronto apareció un tablero de juego y los participantes ocuparon su lugar.

La partida de la salud.

En marzo de 2020, la hidroxicloroquina repicó las campanas de la esperanza. Es un medicamento (con un costo aproximado a los $1000.00 pesos mexicanos) utilizado para padecimientos reumatológicos y que fue recomendado por su capacidad para inmunomodular la respuesta inflamatoria ante “la tormenta de citocinas” que provocaba la muerte por falla orgánica múltiple. En fechas recientes se vio envuelto en un sin fin de controversias entre organismos de salud y medios de divulgación científica internacional. Nunca sabremos (al menos por estos organismos), si la hidroxicloroquina fue un acierto terapéutico, sin embargo, en el terreno de lo práctico, el gremio médico enfrentó más complicaciones cardiovasculares que beneficios, sobre todo al interactuar con otros antibióticos.

Los medios de divulgación científica han claustrado, censurado y regulado todo tipo de información farmacológica que represente alguna alternativa viable para países del tercer mundo. La esperanza farmacológica y económica de la ivermectina (con un costo aproximado a los $145.00 pesos mexicanos) fue opacada inmediatamente desluciéndola enérgicamente pese que Australia había publicado su efectividad in vitro. Aún así, países sudamericanos y algunos estados de la República Mexicana optaron por utilizarlo pese a que no se recomienda en ninguna guía de práctica clínica internacional. Quizás nunca sabremos (al menos mediante el reducido grupo que controla la divulgación científica) si la ivermectina es útil ante la COVID-19, pero el remdesivir trae toda la pompa y pleitesía de quienes juegan en este tablero.

El remdesivir es un fármaco que promete ser contundente ante esta crisis sanitaria mundial provocada por un virus de origen incierto. La ciencia médica ha aportado una solución llena de esperanza que ingresará a una nueva partida: el juego económico. El fármaco tendrá un costo accesible para quienes disponen de seguro de gastos médicos mayores o para aquellos ciudadanos del mundo que disponen de sistemas de salud con inversiones multimillonarias, no así para países en vías de desarrollo, en donde el costo del tratamiento farmacológico oscilará entre los 50 y 70 mil pesos mexicanos. El mensaje es claro: el remdesivir es la esperanza de algunos, no de todos.

La partida económica.

Dentro de este vórtice de propuestas para salvaguardar la integridad humana, no han faltado los deshonestos (o ingenuos) que promueven “productos milagro” definidos como sustancias que pueden ser peligrosas para la salud, y me refiero al dióxido de cloro o al peróxido de hidrógeno, sustancias sanitizantes que pueden provocar graves lesiones multisistémicas. Para este caso, se conjuntan dos factores preponderantes: el bajo costo de esas sustancias y el mercadeo efectivo que se le ha dado en redes sociales sin ninguna regulación sanitaria. Aunado a ello, recordemos que el 80% de los casos de COVID-19 se manifestará como un cuadro clínico leve, por lo que, si usted ingirió algún “producto milagro” y mejoró de la COVID-19, deberá agradecerle más a su sistema inmune que a la persona que le vendió u obsequió el producto, so pena que no quedar con alguna lesión orgánica, principalmente de tipo renal.

Aunado a estos fenómenos económicos de la salud resalta el caso de la atención médica privada. El costo de la atención médica privada por un cuadro moderado de COVID-19 en México puede oscilar entre los $200 y 600 mil pesos. Si el cuadro se complica a grave puede superar el millón de pesos en pocos días y muchas aseguradoras se ven impedidas de seguir cubriendo la siniestralidad, lo cual provoca un éxodo de pacientes complicados a hospitales públicos, habitualmente saturados o colapsados. El sobreprecio de insumos, oxígeno, oxímetros y estudios diagnósticos se ha encarecido de manera injustificada y abusiva para el consumidor. Al respecto han sido pocos los países que han regulado los precios máximos de venta.

Existe controversia respecto a la utilidad de la vacuna puesto que aún no se determinan los mecanismos de inmunidad y su duración. Los países de primer mundo anuncian que sus vacunas están prácticamente listas y que se encuentran efectuando ensayos en su población. Estas buenas noticias generan apremio a los gobiernos que no tienen los medios para producir sus propias vacunas y que terminarán adquiriéndolas a sobreprecio. Además, el riesgo que representa elaborar vacunas o fármacos de manera apresurada y sorteando el tiempo mínimo de seguridad, puede derivar en graves riesgos para la salud, provocando desde reacciones adversas leves hasta reacciones inmunológicas graves, principalmente en población vulnerable. Los costos de la medicina preventiva es incalculable en estos momentos.

La partida política.

Mientras observábamos este rincón del tablero, los otros participantes desarrollan una partida alterna que podría poner fin al juego en el momento menos pensado. Estados Unidos y la OMS han enviado un grupo de expertos a China para dilucidar el origen del virus. No es un secreto que el Presidente Donald Trump ha aseverado que posee pruebas de que el virus SARS-CoV2 egresó de un laboratorio

chino, e inclusive el Dr. Luc Montagnier, quien fuera Premio Nobel de Medicina en 2008, asegura lo mismo, pese a toda la crítica de la comunidad científica internacional. Esta aseveración es sumamente peligrosa puesto que tensa la relación entre múltiples naciones, situación que puede escalar desde bloqueos económicos hasta actuaciones bélicas. Si la confrontación recae en bloqueos económicos, el mundo experimentaría la crisis económica más severa de la historia, tal como aseveró Vladimir Putin: "Creo que si alguien se aferra a la versión (sobre el origen artificial del virus), no saldrá nada bueno de ahí".

Habitualmente los conflictos bélicos rodean en tiempo a las pandemias, entendiendo a la guerra como una forma rápida de reactivar economías, salvo que ahora la tecnología nuclear puede poner en peligro la integridad del tablero y de sus espectadores.

¿Y la partida del ciudadano?

Después de apreciar este tablero a lo lejos, entendemos que los riesgos son salubres, económicos y políticos, por lo que me atrevo a recomendar lo siguiente:

Medidas sanitarias:

1. Conserve las medidas de sana distancia e higiene personal como un hábito permanente. Nadie sabe cuándo terminará la pandemia por el virus SARS-CoV2. Procure educar a los niños sobre estas medidas debido a que su capacidad de aprendizaje y adaptabilidad son mayores. Mejore sus habilidades para demostrar afecto a través de sus palabras y acciones.

2. Aliméntese sanamente y haga ejercicio con regularidad dentro de su domicilio. El mejor seguro de gastos médicos es tener una vida saludable. No fume y no consuma bebidas alcohólicas. Si usted padece obesidad procure bajar de peso bajo la guía de un profesional.

3. Si está en sus posibilidades económicas, es recomendable adquirir un seguro de gastos médicos mayores.

4. Si tiene problemas psicológicos procure llevar psicoterapia, pues se prevé que los estragos emocionales pospandemia serán calamitosos.

5. Si usted es profesional de la salud, no escatime en su protección personal, pues si bien es cierto que es una obligación del Estado procurar los equipos suficientes para su desempeño, usted no puede ser omiso en sus propios cuidados. Asimismo, es necesario tener atención psicológica con regularidad debido a que muchos profesionales padecerán estrés postraumático. También es válido reconocer que, si no estás listo para enfrentar esta crisis sanitaria, es el momento ideal para cambiar de actividades, siempre y cuando hayas tenido asesoramiento psicológico profesional: no decidas triste o enojado.

6. Evite la infodemia. Consulte medios oficiales y evite abrir cadenas de redes sociales.

Medidas económicas:

1. Evite endeudarse innecesariamente, procure abonar a sus tarjetas de crédito con pago a capital y no al mínimo.

2. Evite compras a meses sin intereses y domiciliar pagos a su tarjeta de crédito si su capacidad de pago está reducida.

3. Ahorre al menos el 10% de sus ingresos mensuales.

4. Evite en la medida de lo posible la venta de inmuebles por falta de liquidez.

5. Evite tener múltiples deudas.

6. Si tus niveles de endeudamiento superan tu capacidad de pago, es un buen momento para negociar tu deuda o consolidarla. Acompáñate de un asesor financiero para liquidar tu deuda en el menor tiempo posible.

7. Haga un uso racional del agua, energía eléctrica y de gas. Si usted tiene posibilidades invierta en energía solar (calentadores solares).

8. Si usted planea adquirir un automóvil, si está en sus posibilidades procure adquirir un híbrido o auto eléctrico.

Medidas sociales:

1. Procure conservar su trabajo. Si lo ha perdido evite laborar en trabajos de alta exposición si no le ofertan servicio médico.

2. Si usted o sus hijos van a elegir una carrera profesional, procure que además de que sea apto, pueda efectuarla mediante home office. Esta pandemia está revolucionando el mercado laboral. Mejora tu nivel de inglés.

3. De ser posible, es recomendable jubilarse o pensionarse si se encuentra en población de alto riesgo. Analice todas las aristas que le rodean antes de tomar esta decisión. Procure asesorarse.

4. Si usted no tiene testamento, procure realizarlo. Septiembre es el mes del testamento.

5. Defina con su pareja una adecuada planificación familiar. Si no están dispuestos a embarazarse utilicen un método anticonceptivo recomendado por un profesional de salud,

preferentemente por un médico gineco-obstetra.

Medidas políticas.

1. Procure analizar las propuestas de sus candidatos en materia de salud, pues desconocemos cuanto tiempo dure la pandemia.

2. Fomente los ambientes de tolerancia y pluralidad. Recuerde que todas las voces deben y merecen ser escuchadas, sobre todo ante contingencias sanitarias.

3. Evite polarizar sus ideas políticas. Es de sabios cambiar de opinión y escuchar a los demás.

4. Evite trasladar su ideología política al terreno personal. Todos tenemos derecho a pensar

diferente.

Conclusión.

Los ciudadanos del mundo tenemos que adaptarnos a nuevas reglas del juego, y sobrevivirán los que se adapten mejor al cambio. Esta pandemia puso de frente nuestra vulnerabilidad en un tablero de incertidumbre, que apreciado como un juego y aplicando las estrategias correctas, además de darte la posibilidad de sobrevivir, también podrás divertirte cuidando a los que más quieres.

Dedicatoria.

Al escribir estas líneas no dejo de tener presente a mi padre, el Mtro. Javier Arturo Cabrera Aguilar (1957 – 2011), quien además de formarme como ser humano, me preparó como competidor en olimpiadas de matemáticas y de física. Dedico este texto a las innumerables tardes conversando sobre teoría de juegos, teoría de conjuntos y probabilidad. Dejo el enlace de un problema que publicamos en http://www.comoves.unam.mx/assets/revista/16/retos_16.pdf como producto de esas largas charlas, y que precisamente es juego.

Fabián Arturo Cabrera Bertoni es Médico cirujano, Maestro en Administración de la Salud y candidato a Doctor en Administración y Políticas Públicas. Obtuvo la Medalla al Mérito en Protección Social en Salud del Gobierno Federal en 2014 y fue galardonado con el Premio Nacional de Salud de la COPARMEX en la categoría empresarial en 2018. Actualmente se desempeña como Conciliador Nacional en Mensa, México, «The High IQ Society».

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