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Coahuila

Tiene todo en el asilo; para él es una cárcel

Adriana Cruz
Por Adriana Cruz - 07 febrero, 2017 - 02:02 a.m.
Tiene todo en el asilo; para él es una cárcel

Su única hija no lo visita, su nieta solo va en pocas ocasiones

San Buenaventura.-El brillo en sus ojos, cual si fuera un pequeño de tres años regañado, a punto de soltar el llanto tras ser castigado por su madre, fue lo que pude apreciar a través de la mirada de Don Esteban, esos ojos azules derramaron una lágrima al manifestar que se siente solo y olvidado por su familia.

Las comodidades, una casa limpia, una cocina, un comedor, una habitación y con minisplit, un baño, un cuarto de lavandería, un patio para salir a tomar el sol, pero unas bardas donde a pesar de las atenciones que se ofrece en esta casa, pareciera una cárcel, lugar donde no puedes salir a visitar a un amigo o salir a pasear a la plaza o simplemente caminar por las calles de su Pueblo.

Para don Esteban Martínez Muñoz un hombre de 87 años de edad, quien se dedicó a trabajar en la labor, buscando siempre llevar el alimento a su hogar para su esposa e hija, se encuentra desde hace un año albergado en el Asilo de Ancianos de este municipio, olvidado de las personas quienes más ama, así lo relato en entrevista para Periódico la Voz.

“Me trajo un hermano y un sobrino mío y no me ven como debería, desde que me trajeron aquí no han vuelto, creo que mi hermano está enfermo y no puede caminar y es cinco años menor que yo”.

-¿Su hija lo visita?

No ha venido, supe que estuvo enferma y ella acude cada dos meses a verme y eso si puede

“Me siento solo, triste porque no vienen a verme, tengo muchos familiares aquí en San Buena, gente que vive alrededor de mí y no vienen a verme” señaló.

La persona que acudía un poco más frecuente a visitarlo era su nieta, sin embargo ya se casó y poco a poco se ha alejado de su abuelo.

Los días pasan muy lento para don Esteban Martínez, y cuenta los días para ver a su familia, a su hija que tanto adora, aún cuando las visitas de parte de sus familiares son mínimas el desea lo mejor para ellos.

“Quiero a mi hija, lo que pasa que ella no me visita, el esposo trabaja y el marido no le da dinero, con que vienen?, tiene que pagar taxi para venir y no vienen, (sollozando) espéreme ya se me están saliendo las lágrimas” tomó un pañuelo que sacó de su bolsa y secó las lágrimas.

A través de una barda construida de malla ciclónica viven seis pequeños, con edades de 67 años, 76,83,87 y 88 años de edad, pequeños porque se les cambia de pañal, se les arregla, caminan con ayuda, y apenas pueden hablar.

Pequeños porque buscan amor, cariño, atención, un abrazo de las personas quienes más aman.

Recuerdan el primer paso de sus hijos, las visitas con amigos, las carnes asadas con la familia, y ahora los pueden ver a través de una barda.

Don esteban se despide del representante de la VOZ con un adiós, se cierran las puertas del Asilo de Ancianos, la vida sigue y don Esteban se queda ahí, en el lugar donde ha empezado a formar amigos, y a sentirse amado por el personal por el que es atendido.

Quiero a mi hija lo que pasa que ella no me visita, el esposo trabaja y el marido no le da dinero con que  vienen?, tiene que pagar taxi para venir y no vienen, (sollozando) espéreme ya se me están saliendo las lágrimas", tomó un pañuelo que sacó de su bolsa y secó las lágrimas.

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