Ellos planean que se resuelva en fechas que se empatan o se enciman a las de las campañas electorales en México.
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, anunció que las negociaciones del TLC tienen fecha de arranque a finales de este año y los resultados se verán reflejados a inicio de 2018. Todo después de varias visitas del gobierno mexicano a Washington, porque al parecer de aquél lado no hay tanta prisa para la negociación, solo para lograr titulares. Y es que eso dijo el estadunidense, falta ver si él y Trump cumplen su palabra. El Tratado de Libre Comercio parece estar ya destinado a la extinción porque dicen que es injusto, o por lo menos eso parece bajo la presión de Estados Unidos para renegociarlo. Así que ellos planean que se resuelva en fechas que se empatan o se enciman a las de las campañas electorales en México. Y no sobre cualquier campaña, sino a la presidencial.
Cual rabieta de niño consentido, el gobierno estadunidense —que se caracteriza últimamente por ello— decidió revisar el panorama de comercio con México y Canadá en fechas críticas para tomar decisiones. Aunque Canadá ya nos abandonó, pues en la reunión que Justin Trudeau tuvo con Donald Trump, nos dijo que, por muy amigos que seamos los tres, cada uno debe velar por sus intereses. Aquí la cosa es que las autoridades responsables de la negociación deben presionar para que, como dijo Ildefonso Guajardo en Washington, se inicie cuanto antes y no a mediados de este año, para terminarlo en enero del próximo, de lo contrario estaremos frente a una extinción cantada, la de un tratado de comercio que beneficia —aunque Trump diga lo contrario— a toda América del Norte. Y es que nos enfrentamos no sólo a la poca seriedad que se le puede tomar al tema del TLC de parte del vecino del norte, sino a una mala estrategia en nuestro país. La negociación seguramente será parte de la agenda política de los contendientes a la silla grande en 2018, dirán que tienen soluciones viables, otras fantásticas, dirán que en todo han pensado y que saben cómo sentarse a negociar, pero nadie mostrará alguna solución concreta. Qué taquillero será el tema y qué jugo le sacarán todos los aspirantes presidenciales en 2018. Todos se están relamiendo los bigotes y eso que ni la negociación ni la campaña han empezado.
Peores fechas no pueden existir para condenar a la muerte al Tratado de Libre Comercio, frente a un panorama que buscará la simpatía y recolección de votos, antes que una estabilidad económica tan ambigua desde que Trump llegó a la Casa Blanca. No es descabellado pensar que, con la presión del gobierno estadunidense y las fechas de negociación que planea, todo sea parte de una estrategia para asesinar —de forma sutil y sin meter la manos— al “peor tratado de comercial que se haya firmado jamás”, según palabras del presidente Donald Trump. Por eso es momento de que todos los involucrados marquen la línea de la negociación, no sólo por beneficio de la misma discusión, sino para que ningún personaje en nuestro país le saque provecho a un tema que es, por demás profundamente redituable en casillas. Ni para que alguno de éstos se vuelva asesino involuntario de un tratado que mucho ha beneficiado a la economía del país. Es un riesgo para ambos lados de la frontera. Sobre todo para el nuestro, que tiene todas las de perder.
