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Coahuila

Toda una fiesta la “Feria del Hueso”

Por Dina Flores - 03 noviembre, 2017 - 03:22 a.m.

SAN BUENAVENTURA, COAH.- Toda una fiesta es la que se realiza en el interior y exterior del panteón municipal Del Refugio convirtiendo la romería en la tradicional Feria del Hueso, actividad en la que participan chicos y grandes en el Día de Muertos.

A temprana hora familias completas acuden al camposanto con flores en mano, escobas, cubetas, palas, etc. Ha llegado la hora de embellecer la tumba del ser querido que se adelantó en el camino para que esté bonita y llena de color.

La gente satura el lugar, poco a poco los autos y camionetas invaden el estacionamiento hasta que llega el momento en que elementos policíacos deciden cerrarlo para evitar problemas.

La algarabía reina en todos lados, los gritos de los eloteros, los que venden cañas, pollo asado, tamales, refrescos, comida corrida, tacos de olla se confunden, invitando con sus distintos aromas a la gente a que se quede y valga la pena la ida al panteón, a visitar a sus muertos rematando con una buena comida o ya de perdido satisfacer el antojo con un dulce regional de camote o calabaza.

No puede faltar la venta de flor natural tradicional, el cempoal, la mano de león, la nube, margarita blanca y amarilla, siempreviva, etc. Que la gente busca por barata y porque es la ideal, la que nuestros ancestros de hace más de dos mil años llevaban a sus seres queridos y que por supuesto debe estar ahí en la tumba adornando, dando color y con ello algo de vida al lugar.

El panteón se viste de fiesta, e independientemente de que acudir a él sea una tradición hispana y ancestral, justo en estos días la mayoría de las tumbas lucen vestido nuevo, brillan porque son arregladas, les retiran la basura, les pintan las letras y porque no, si hay la posibilidad económica lo permite hasta el color de las capillas cambian, pero el caso es celebrar a los muertos. A esto se suma un poco de alegría si se puede llevar música viva, mucho mejor

Una fecha que es aprovechada en todos sentidos. El ser punto de reunión de cientos de personas permite hacer negocio o cuando menos promoverlo, como es el caso de los promotores de casas y terrenos, de terrenos en panteones privados, etc.

Los vendedores ambulantes pueden desplazarse dentro del panteón llevando paletas de hielo, tamales, golosinas y demás, aprovechando que no les condicionan permanecer en un solo lugar.

Ni que decir de los que acuden con pinceles y brochas en mano, un botecito de thinner, trapos en busca de aquellos que desean que les pinten las tumbas, la cruz o simplemente las letras por las que cobran cincuenta centavos cada una incluyendo los números.

La mayoría de los que se dedican a pintar tumbas coinciden en que el precio va de acuerdo al cliente porque los hay que desean que el nombre del difunto destaque por aquello de que no lo confundan pero no tienen para pagar, entonces no les cobran “es una tradición portarnos de esta manera, lo hacemos para ayudar” dice Juan Guadalupe Córdova Hernández.

En todos los corredores se ven a niños y jovencitos con azadones y cubetas para el acarreo de agua y arreglo de las tumbas, trabajo por el que no cobran pero se conforman con propinas que por lo general se las dan personas adultas que no pueden hacer ese tipo de actividades.

Como monumentos a la muerte se levantan los mausoleos que datan del año 1900 cuando se acostumbraba acomodar los cuerpos en gavetas, hoy lucen vacías, pero las oquedades no dejan de ser impresionantes para quienes las ven.

La mayoría están acordonadas pues se están cayendo a pedazos ante la falta de mantenimiento aparte el paso del tiempo al estar construidas con adobe y caliza, sin embargo pese a la inseguridad que representan, el hecho de ser monumentos impiden derribarlos.

Afuera del panteón todo es fiesta. Juegos mecánicos, pulgas de ropa y calzado, restaurantes, asaderos, venta de frutas, cañas y demás, la música se confunde con los gritos de los vendedores ofreciendo sus artículos, todo es confusión pero a la vez alegría reflejada en el rostro de los visitantes satisfechos de haber cumplido con el deber de visitar a sus seres queridos que se adelantaron en el camino al más allá.

El Día de Muertos se defiende de ser el producto de la mercadotecnia, sigue siendo una tradición genuina de rendir tributo a los seres queridos que ya se fueron, pero su esencia sigue ahí en el interior del corazón y del pensamiento por eso no se les deja de querer, pero cuando eso suceda es que se habrán olvidado por completo.

 

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