Sobreviviente de aquel sismo, relata su miedo al enterarse del temblor 32 años después
MELCHOR MÚZQUIZ, COAH.- Gerardo Pérez Ramírez vecino de esta ciudad, fue un sobreviviente del terremoto del 85, y hoy, 32 años después al enterarse de la tragedia, vuelve a sudar frío.
Preocupado, angustiado y con mucho miedo, trató rápidamente de comunicarse con su familia que vive en Cuernavaca, Morelos y la Ciudad de México.
“No hubo líneas, ni manera de cómo contactarlos ya que todo estaba aparentemente saturado”.
Fue al paso de las horas de ese día, pasadas las 20:30 horas de la noche cuando por fin tiene comunicación con su familia.
Al hablar con su padre, el señor Felipe Pérez López quien radica en Cuernavaca, Morelos, le explicó que toda su familia estaba bien.
“Solo fue el susto, mi familia tenía miedo porque las casas de los vecinos, la iglesia, tiendas, se derrumbaron, todo se hizo polvo”.
Recalcó que gracias a Dios a su familia no le pasó nada, solo grietas en la vivienda y una pared de la parte trasera de la casa se derrumbó, pero hasta ahorita están los peritos revisando los domicilios a ver en qué condiciones están las propiedades.
Pero sí recordó la situación que ocurrió en el año 85 hace ya 32 años, dijo que él era un niño y radicaba en la Ciudad de México, que no hay palabras para describir este tipo de hechos que te dan miedo, de no saber qué realmente está pasando, o qué te pueda pasar, hasta después que te das cuenta que se cayó la casa siendo esto algo muy duro y difícil de vivir y asimilarlo todavía aún más.
Dijo que después de 32 años que ya pasó ese terremoto del 85, su pensamiento es tristeza y dolor por lo que está ocurriendo, ver tantas cosas y más por los niños.
“Te vas enterando de cada situación y eso me recuerda mi infancia, el vivir todo eso de niño donde se cayó parte de la casa, la escuela, no había comida, agua, luz, nos quedamos incomunicados”.
Recordó que a las 7:15 de la mañana de 1985 hubo un temblor y otro temblor a las 8:10 de la noche de la misma intensidad.
Lo malo que en ese entonces no había tantos medios de comunicación, no había radio, no había televisión, no había Internet no había nada, estabas totalmente incomunicado así que fue algo traumático.
Su familia decidió emigrar a este Estado y a esta ciudad después de seis años del terremoto del 85 ya recuperados de lo sucedido.
Y hoy, recordando todo esto es algo muy difícil de asimilar, pues ahora que pueden ayudar, en centros de acopio en donar cosas ya que no se puede apoyar de otra forma en ir hasta allá, pero por lo menos ponen su granito de arena.
Solo fue el susto, mi familia tenía miedo porque las casas de los vecinos, la iglesia, tiendas, se derrumbaron, todo se hizo polvo”