Donald Trump ha emprendido un sinfín de guerras en distintos ámbitos que no necesariamente se relacionan con sus empresas –quizá a un nivel más personal. Sin embargo, eso no significa que no se encuentren íntimamente relacionados con la política…
Esta vez, Trump lanzó una última pedrada a la NBA al retirar su invitación a la Casa Blanca al equipo campeón, los Golden State Warriors, tras la decisión de Curry de no asistir como una mera expresión de desacuerdo.
Colegas de Stephen Curry como LeBron James y los mismos miembros de su equipo, apoyaron su decisión. Por ejemplo, LeBron publicó diversos mensajes en redes sociales en los que pide que, en lugar de promover las divisiones –claras en contextos raciales–, se invite a la unión y la fuerza. Además, reiteró que el verdadero problema es el Presidente de los Estados Unidos.
¿Qué deberán hacer los dueños de los equipos de la NFL si los jugadores ‘insisten’ en hincarse durante el himno nacional? El 23 de septiembre, el presidente dio la respuesta: correrlos.
No obstante, una amenaza no puede detenerlos, así como la ‘amenaza’ de justicia no detiene a los policías que han protagonizado encuentros violentos, incluso de muerte, contra personas de raza afroamericana.
Por eso, hoy, durante la interpretación del himno en el estadio Wembley de Londres donde se disputaría el encuentro entre los Ravens de Baltimore y los Jaguars de Jacksonville, los jugadores se hincaron o se tomaron de los brazos para declarar, sin palabras amenazantes, que no guardarán silencio, que continuarán denunciando la violencia contra la población de color y la muerte de personas inocentes.
