Los abuelos se harán cargo de la pequeña de dos años que ayer buscaba a su madre entre la gente de la funeraria
“Dios necesitaba un ángel por eso se llevó a tu mamita”, repiten insistentes los familiares de Berenice Rojas Delgado a su pequeña hija Sofía que pregunta dónde está su mamá.
La niña de dos años no entiende de cáncer, ni de muerte o funeral, solo busca entre la gente a su madre para que la abrace y la bese como siempre lo hacía.
El día se ensombreció amenazando lluvia, mientras en la capilla de la Sección 147, caía el llanto de todos los que sufren la partida de “Bere”, valerosa mujer que murió cuatro meses después del diagnóstico de Cáncer.
Tenía 42 años y durante cuatro meses luchó incansablemente contra el cáncer esperando vivir para ver a su hija crecer.
La pequeña con la inocencia que la caracteriza jugaba con sus primos, era abrazada por sus familiares, sobre todo por su abuelita, Martha Delgado Escalante de 62 años que no dejaba de llorar por la pérdida de su hija.
Su única fortaleza es esta pequeña que apretaba entre sus brazos y eso es lo que a Sofía no le faltan, los brazos de sus tíos, que la besaban diciéndole que no iban a dejarla sola y estarían siempre a su lado.
A las 10 de la mañana, el féretro con el cuerpo de “Bere” salió de la funeraria a la iglesia San José Obrero, donde se realizó una misa de cuerpo presente pidiéndole a Dios por su eterno descanso.
En la primera banca, Doña Martha abrazada de su nieta, era imposible evitar el llanto, mientras sus otros hijos la abrazaban para darle la fortaleza que necesitaba en lo que consideró uno de los momentos más difíciles de su vida.
Al concluir la misa, el cuerpo de la mujer fue llevado al panteón del Carmen en Castaños, donde familiares, amigos y su pequeña hija le dieron el último adiós, quedando en el recuerdo todo el esfuerzo, el amor y la lucha que enfrentó.
La pequeña vivienda ubicada en la calle Conejo 1201 de Colinas de Santiago no será igual, pues la ausencia de “Bere” ha dejado un gran vacío que nadie podrá llenar, pero sobre todo dejando una gran incertidumbre.
El futuro de su pequeña hija, pues aunque su padre Juan Alvarado nunca se ha hecho cargo de ella podría querer quitárselas, lo que sería un duro golpe para todos porque están muy acostumbrados a estar todos juntos.
Además la pareja de abuelos viven con una pequeña pensión con la que cubren los servicios básicos de la casa, agua, luz, gas y alimentos que se verán mermados porque ahora tienen que comprar pañales y leche para la niña.
La familia abogó por la buena voluntad de las personas que puedan apoyarlos, pues aunado a la gran necesidad que tienen dejaron pendientes cerca de 6 mil pesos en los gastos funerarios que aún no saben cómo van a cubrir.
