Toda una fiesta se vivió en la vivienda de la familia Salomón en veneración a la Virgen de San Juan de los Lagos, la inmaculada virgen de la concepción que ha traído muchas bendiciones a este hogar en donde cada año la veneran con danza y reliquia.
La devoción de Evangelina Salomon Moncada es inmensa, no hay forma para agradecer los milagros concebidos y esto aunque es una gran fiesta solo es una pequeña muestra de total reconocimiento.
Desde hace 15 años y durante dos días que son 7 y 8 de diciembre, los matlachines originarios de San Pedro de las Colonias llegan a la colonia Emiliano Zapata Sur para hacer reverencia a la Virgen de San Juan.
“Me ha cumplido muchísimos milagros, muy importantes sobre todo en la salud a mí me tiene muy chiflada, me operaron de vesícula y estuve muy grave pero ella me salvó”, señaló doña Evangelina mientras sus ojos se inundaban de lágrimas, pero no quiso hablar más, son como un tesoro que guarda pues incluso ni a su familia le ha querido comentar.
Para este gran festejo se prepara con tiempo anticipado, es una gran inversión la que sus hijos realizan cada año, en esta ocasión mataron tres grandes marranos e hicieron asado de puerco, sopa de arroz, discada y espagueti entre otros alimentos.
Viajan a Monclova las cocineras de San pedro de las Colonias que tienen un sazón diferente al de la gente de la región.
La gente que habita en los alrededores ya saben que cada año se realiza el rosario y al terminar se da la reliquia, incluso hacen largas filas con toper en mano para llevar comida a sus hogares.
“El día que yo no pueda o que yo muera, esto termina, porque yo le doy a toda la gente, mis hijos dirán a estos si a otros no, se perdería un poco, no sería igual por eso yo le digo a ellos que si no estoy no lo hagan”, comentó Evangelina Salomón.
Acuden cientos de personas, desde los vecinos hasta enfermeros de diferentes hospitales que son devotos de la Virgen de San juan.
Según la historia, una familia de cirqueros traía espectáculos como el de la niña que brincaba en un trapecio sobre una cama con dagas. En un acto, la niña no equilibró bien y cayó sobre la misma provocándole la muerte inmediata.
Al ver el dolor de los padres de la niña les llevaron una pequeña imagen que ella llamaba “La Cihualpilli” que significa La Gran Señora, diciendo que era milagrosa, ya que en ocasiones la imagen cambiaba de lugar, de la sacristía al altar y en el transcurso de la noche cambiaba de lugar en repetidas ocasiones. Según las narraciones, la colocó en el pecho de la niña quien con este hecho volvió a la vida.
Los matlachines que viajan de San Pedro pertenecen a dos danzas “Los guerreros” y “Los Cuitláhuac” que lucen vestuarios peculiares hechos con carrizo, lentejuela y enormes penachos, un solo vestuario tiene un costo aproximado a los mil 800 pesos.
Lo hacen por devoción, así lo comentó Luis Antonio Segura Villa quien dirige a 35 danzantes, además de dos tamboreros, una acordeonista y un violinista que tocan la danza, todos son una familia aunque no tengan la misma sangre.
“Yo era muy vicioso, alguien me invitó a danzar y de ahí nació la devoción, me sacó de las calles y ya tengo 15 años danzando con amor y devoción”, comentó.
De aquí van a Acuña y después a Parras de la Fuente, incluso han viajado a Ciudad Juárez Chihuahua y danzan a todos los santos menos a una, la Santa Muerte.
