José Santos de 24 años se encuentra ya viviendo con una familia voluntaria en la Colonia Colinas de Santiago. Fue dado de alta el día de ayer por la tarde, después de haber pasado por la operación en donde le amputaron la pierna izquierda después de haber saltado del tren y sufrido un accidente en las vías.
La familia por ahora prefiere permanecer en el anonimato, sin embargo, las personas siguen apoyando directamente al hondureño, quien ha recibido apoyo económico y en especie.
José dice que por ahora será paciente, y dice que va a cuidar todos los aspectos de su recuperación.
Su hijo de 3 años continúa resguardado en la Casa Hogar, asistiendo al kínder y bajo los cuidados de personal capacitado y psicólogos.
Al visitar a José en su nueva residencia se le ve un semblante muy diferente a cuando estaba en el Hospital Amparo Pape.
A pesar de ser una persona muy callada, José busca las palabras indicadas para poder expresar lo que siente ahora que salió del hospital.
“Estoy agradecido por la atención que recibí, el personal del hospital fue muy amable, pero aun así yo voy a seguir recuperándome para poder tener fuerzas y volver a tener a mi hijo”.
El hondureño que tocó el corazón de todos los monclovenses por su amabilidad y por las circunstancias bajo las que le tocó vivir los últimos meses, dice estar muy agradecido con la gente de la región, pero que no ha quitado el dedo del renglón en su plan de irse a los Estados Unidos.
En Monclova se ha ganado muchos amigos quienes lo han apoyado en este trayecto. La gente que lo aprecia le aconseja que se quede, que renuncie a seguir con su sueño de irse al otro lado.
José Santos, el Hondureño que sufrió un accidente de tren, de 24 años se encuentra ya viviendo con una familia voluntaria en la Colonia Colinas de Santiago.
“Quiero estar aquí en lo que me recupero, y sé que hay muchas personas que me quieren ayudar a conseguir mi prótesis.
No quiero renunciar a mi sueño de irme a Estados Unidos, tengo muchos amigos que están allá y me hacen bulla porque aún no he podido llegar y me están esperando”
Dice que todavía en las noches le cuesta conciliar el sueño, por seguir pensando en su hijo, en que quiere estar con él. A veces se pone a jugar con la familia voluntaria con la que está viviendo “jugamos a la baraja, para matar el tiempo”, comenta José.
En este momento cuenta con unas muletas con las que decide moverse de una habitación a otra o incluso salir al patio. No quiere acostumbrarse a una silla de ruedas, porque sigue con la esperanza de tener su prótesis para restablecerse en una vida normal.
Le es difícil desprenderse del sueño americano con el que desde chico ha sido inculcaron. Por ahora será paciente, y dice que va a cuidar todos los aspectos de su recuperación. “No tengo prisa, sé que mi hijo está bien, voy a ser paciente a lo que las autoridades decidan”.
Comenta que ya no tiene dolor en la pierna, sólo comezón por la cicatrización de la herida, así mismo siente que va su vida.
