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Coahuila

Viven siete años con restos de hija muerta

Cruz Mancinas
Por Cruz Mancinas - 25 mayo, 2017 - 05:36 a.m.

El féretro con vísceras  permaneció en uno de los cuartos de la vivienda, sin imaginar su tétrico contenido

Por más de siete años, una familia del sector El Pueblo, convivió sin saberlo con los restos de una persona que murió asesinada y que de manera negligente, la funeraria olvidó retirar cuando les entregaron el ataúd supuestamente vacío.

Este insólito caso le ocurrió a la Familia Vázquez Rubio, que hace siete años sufrió la pérdida de Nancy Rivera Samaniego, quien fue asesinada a puñaladas en Saltillo.

El traslado del cuerpo a Monclova corrió a cargo de la funeraria Marsan, ya en la ciudad, se tomó la decisión de incinerar el cadáver de la joven que presuntamente fue ultimada por su expareja.

La empresa funeraria entregó las cenizas a la familia, así como el ataúd que solamente se utilizó para el traslado del cuerpo y que también había sido comprado.

La familia de Nancy Rivera, decidió conservar el ataúd en el interior de su hogar para de ser necesario, poder utilizarlo a futuro.

Durante los siguientes siete años, el féretro permaneció cerrado en uno de los cuartos de la casa y cubierto con plástico para que no se maltratara, hasta ayer cuando por una crisis económica, decidieron vender el ataúd a otra agencia funeraria.

“Nos preguntaron que si el ataúd no estaba dañado y como está prácticamente nuevo vinieron a verlo para comprarlo, nos iban a dar siete mil pesos, pero al abrirlo una peste insoportable inundó la casa y pudimos ver en el interior dos bolsas con restos humanos, que tememos sean los de Nancy que se les olvidó sacar”, lamentó la familia afectada.

Los empleados de la funeraria rechazaron comprarlo advirtiendo que estaba contaminado y que incluso es un grave riesgo sanitario para toda la familia, marchándose del lugar.

Ayer todo era conmoción en la casa ubicada en el bulevar Benito Juárez, número 127 de la colonia El Pueblo.

Molestos los familiares dijeron que interpondrán una denuncia ante el Ministerio Público y la Secretaría de Salud, exigiendo que la funeraria que les vendió el ataúd pague los daños.

Agregaron que en todo este tiempo les llamó la atención un extraño olor en el cuarto de la casa donde estaba el féretro, pero jamás pensaron que se tratara de restos humanos.

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