Abandonados en el asilo

Por: Dina Flores

Luego de una vida de trabajo muchos de ellos terminan siendo abandonados por sus familias

SAN BUENAVENTURA, COAH.- Hace dos años, Esteban Martínez Muñoz llegó al asilo de ancianos San Buena A.C., su hermano Fidencio y su sobrino Martín lo llevaron ahí, lo dejaron y no volvieron a visitarlo y menos saber de él ni de sus necesidades.

Originario del ejido San Francisco, comunidad perteneciente a esta localidad, campesino de oficio, labor que desempeñó gran parte de su vida, fue dueño de varias hectáreas de tierra, pero un día decidió probar suerte y partió a los Estados Unidos, sin embargo no le fue tan bien al enfrentarse a los capataces, siendo uno de ellos quien le dijo que si quisiera lo mataba con una pala, ante eso pronto decidió regresar.

Fueron sus idas y vueltas al vecino país del norte que lo llevaron a descuidar sus tierras, situación que fue aprovechada por uno de sus hermanos quien se las quitó, pasando Esteban de ser propietario a jornalero de tierras ajenas a cambio de un raquítico sueldo.

A sus 88 años platica que se casó dos veces, primero con Rosa Silva, con quien procreó dos hijos, Esteban que murió al año y una niña de la que no supo nada de ella y después se casó con Cesárea, de quien tuvo el gusto de robársela de la casa de su propio padre y vivir con ella dos años hasta que esta se accidentó quemándose la espalda y fue entonces cuando el padre de esta aprovechó para recogerla.

Mientras platica sus ojos brillan al recordar los viejos tiempos, los contratiempos y todo aquello que en algún momento le dio sentido a su vida.

Antes la vida era distinta, todo más tranquilo, el tiempo pasaba sin tanta prisa y las cosas se vivían de manera diferente en comparación de hoy que las familias ya no se frecuentan, ya no se ven, se alejan y los viejos poco a poco nos vamos quedando solos.

Al hablar del asilo, dijo que no siempre está a gusto pues no tiene con quien platicar y cuando lo hace sus compañeros no lo entienden y por eso mejor busca estar solo y sin hablar.

Aquí tengo en donde dormir, que comer, y nos atienden cuando estamos enfermos pero yo me siento solo, me hace falta mi familia, la poca que me queda, esperaba que viniera una de mis nietas por mi pero ya no puede porque se juntó con un hombre y eso que apenas tiene quince años”.

El asilo cuenta con todos los servicios, vigilancia y atención de todo tipo, pero eso para una persona como Esteban que ha vivido toda una vida en compañía de sus familiares no es fácil acostumbrarse a la soledad a vivir alimentado de hermosos recuerdos que no tiene con quien compartir

Esteban pide que lo visite su familia

Reconoce que los que están a cargo del asilo si se preocupan por cuidarlos, pero para él su mayor deseo es estar cerca de su familia y que si no pueden sacarlo de ahí entonces que lo visiten de vez en cuando, “que no se olviden de mi” dice con tristeza Esteban.

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