Imploré a mis hijos no trabajar más en minas

"Quien no ha perdido a un hijo en tragedias mineras, no sabe el dolor que se siente, es algo desgarrador pues los vemos que se van muy alegres a trabajar y luego ya no, ya no regresan", expresó Don David Rodríguez Hernández.

Por: Teresa Muñoz

EJIDO LA MOTA, COAH.- "Quien no ha perdido a un hijo en tragedias mineras, no sabe el dolor que se siente, es algo desgarrador pues los vemos que se van muy alegres a trabajar y luego ya no, ya no regresan", expresó Don David Rodríguez Hernández.

Hace ya 3 años, el adulto mayor sufrió la pérdida de su primogénito Humberto -yo me encontraba en casa cuando un empleado de la mina MICARAN llegó para darme la mala noticia- "Hubo un accidente, Tu hijo no sobrevivió".

Al recordar esa fecha imborrable para su memoria, la tristeza se refleja en sus ojos y prosigue la plática con un nudo en la garganta y voz entre cortada.

"Hoy al repetirse de nueva cuenta una tragedia minera, pongo en oración las almas de los 2 mineros José Guadalupe y Juan Jesús y que Dios reconforme los corazones de sus familias", mencionó el abuelito que habita en este ejido.

Rodríguez Hernández mencionó que siempre entre los mineros y conocidos, platican que es muy peligroso trabajar en las minas, pero el anhelo de salir adelante y sobre todo llevar el pan a sus hogares es más fuerte -eso vence todo temor, el amor a nuestras familias- dijo.

Agregó que a raíz de tanto accidente minero, él imploró a sus hijos ya no laborar en los desarrollos de carbón, "quiero que me eviten a mí y principalmente a sus esposas e hijos pasar por una pena tan grande como la que precisamente hoy están viviendo las familias de los trabajadores que perecieron en ese pozo de minera La Fuga", externó.

Humberto Rodríguez Ríos, hijo de Don David, falleció un 4 de junio del 2021 en la inundación de la mina MICARAN situada en el mineral de Rancherías, hoy sus restos descansan en el panteón de la Villa de Esperanzas.

Cabe señalar en dicho desarrollo de carbón perecieron ahogados 7 trabajadores; durante las primeras horas de la tragedia, no se sabía si estaban vivos o muertos, sin embargo, la esperanza prevalecía de verlos salir del desarrollo de carbón.

Al cabo de algunos días, la tristeza, llanto y desesperación, todo ello embargaba a las familias quienes finalmente recibieron los cuerpos de cada uno de los mineros, los "Héroes del Carbón" llevándolos hasta su última morada.

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