El 9 de septiembre se conmemora la explosión en Ejido Celemania que dejó 28 fallecidos.
Por: Azucena Tenorio
NADADORES, COAHUILA.- "Yo estaba dormido. Me despertó una reportera para avisarnos que hubo un accidente, e inclusive nos dijo que habían desaparecido tres reporteros... fue totalmente un caos para mí ese día. Pensábamos que estaba desaparecido, nunca nos imaginamos la verdad de lo que había pasado".
Jesús Ramírez García revive con voz entrecortada el recuerdo más doloroso de su vida: la muerte de su único hijo, Jesús Andrés Ramírez Reyes, reportero de 22 años que perdió la vida el 9 de septiembre de 2007 durante la explosión ocurrida en el ejido Celemania, en el municipio de Nadadores, Coahuila.
Este martes se cumplen 18 años de esa tragedia que dejó un saldo de 28 personas fallecidas, entre ellas tres periodistas que acudieron a cubrir un accidente vial, sin imaginar que la escena se convertiría en una de las peores catástrofes registradas en la entidad.
Por la mañana, autoridades locales, familiares de las víctimas y sobrevivientes se reunieron en el sitio del siniestro, donde actualmente se levanta un monumento en honor a quienes perdieron la vida. Allí se celebró una misa y se montó una guardia de honor.
La tragedia
El 9 de septiembre de 2007, un tráiler de la empresa Orica —que transportaba entre 22 y 25 toneladas de nitrato de amonio— se impactó contra una camioneta particular en la carretera que cruza por el ejido Celemania.
Lo que comenzó como un accidente de tránsito rápidamente escaló. El conductor del tráiler descendió de la unidad al percatarse de que la carga comenzaba a incendiarse, e intentó advertir a quienes se acercaban. Sin embargo, en cuestión de minutos, socorristas, voluntarios, periodistas y automovilistas se encontraban en el lugar... justo antes de que ocurriera la explosión.
La detonación fue de tal magnitud que provocó la muerte de 28 personas y dejó una estela de destrucción a su paso.
El recuerdo permanece
Jesús Ramírez García no falta cada 9 de septiembre a la cita en Celemania. Él y su esposa también visitan el panteón Guadalupe, donde descansan los restos de su hijo.
"Lo recuerdo como un hombre alegre y muy contento. Se le notaban las ganas de vivir. Siempre está presente, más en esta época", expresó.
Durante la ceremonia de este martes, varias familias colocaron flores, rezaron y compartieron el silencio que deja la ausencia. A 18 años, la herida aún no sana, pero la memoria sigue viva.