Por: Dina Flores
SAN BUENAVENTURA, COAH.- En busca de mejores oportunidades para sobrevivir y ante el escaso apoyo de las instancias gubernamentales, Humberto Falcón Palos decidió emigrar del ejido Guadalupe Victoria a la cabecera de esta localidad.
Atrás dejó sus tierras, 20 hectáreas aproximadamente que en tiempos de bonanza le daban para vivir por meses sin tener de que preocuparse, hoy la realidad es distinta, el diésel subió, los apoyos se escasearon, a eso se le suma la inseguridad que por mucho tiempo padecieron tanto él como sus vecinos, que fue lo que llevó a abandonar todo.
En el ejido solo quedan seis familias de más de sesenta que lo habitaron e hicieron famoso, atrás quedaron las comodidades que en un tiempo el Gobierno les otorgó como el agua potable en cada casa, la luz, algunas calles arregladas, alumbrado público, etc.
Respecto a las tierras se suman alrededor de 300 que están en el abandono, el ganado se vendió o pasó a otras personas para que lo trabajaran.
“Pudo más el hambre que otra cosa y por eso nos vinimos al pueblo, allá quedó todo porque no hay con que trabajarlo y porque muchos ya estamos cansados, sin embargo de algo tenemos que vivir”.
Platica que está en busca de apoyo por parte del DIF, para ver si le dan oportunidad de trabajar como empacador en el centro comercial de la localidad ya que a sus años, 75 aproximadamente, no puede hacer gran cosa.
Entrevistado en la plaza principal del pueblo comenta que es una lástima que el ejido se haya quedado solo, “nadie queremos abandonar lo que es nuestro y que mucho sacrificio nos costó pero la situación no da para más y de alguna manera tenemos que comer, por eso nos vinimos, pero allá se quedó parte de nosotros, las tierras, las casas y todos los recuerdos de muchos años” dijo con nostalgia Humberto.