Adiós Max y Carlos

Por: Mónica Meza

El destino deparó un final trágico, triste e inesperado para los Hermanos Lugo Ruiz, “Se fueron juntos, es lo único que nos consuela” señalaron amigos de la infancia que la tarde de ayer lloraron la ausencia física, mencionaron que personas como ellos jamás podrán quedar en olvido.

Entre las flores, con un inmenso dolor, lágrimas y frustración, decenas de personas velaron los cuerpos de los hermanos que murieron la tarde del jueves en un accidente automovilístico a la altura del kilómetro 137 sobre la carretera 57.

“Nunca los vamos a dejar de visitar”, señalaron los amigos de los Lugo.

Más de 100 personas estuvieron presentes en el funeral realizado en la capilla de velación de pensionados en el Municipio de Castaños, sus padres Carlos Lugo y Victoria Ruiz Marines recibieron el pésame de quienes apreciaban a sus dos hijos, ahí también estuvieron más familiares, amigos, compañeros de estudio y docentes que lloraron la pérdida.

“Eran uña y mugre”, señaló Aldo Yáñez quien todavía no podía creer lo que pasó, dentro de todo el dolor y la tragedia, le consuela saber que se fueron juntos como siempre andaban.

Eran dos jóvenes con mucha fe, muy cercanos a Dios, formaban parte de un grupo de jóvenes que realizaban jornadas en apoyo a más personas, aunque tenían sus momentos de diversión, siempre fue con responsabilidad.

El mayor era Carlos Sebastián quien estudiaba en el Tecnológico de Saltillo, tenía muchos sueños por cumplir, amaba a sus padres y los respetaba más que nada en el mundo, siempre fue protector de su hermano Maximiliano a quien apoyaba y regañaba en muchas ocasiones, pero también consentía a su hermana Sofía de 14 años de edad, hacía notar su papel de hermano mayor.

Tenía novia, Esmeralda Saldaña que el día de ayer se mostraba consternada, mientras era consolada por sus amigos, iban a la iglesia en donde realizaban obras de caridad, pasaban tiempo conviviendo con los amigos.

La tragedia enlutó a la Familia Lugo Ruiz.

A diferencia de Carlos, Maximiliano era más rebelde, estudiaba en el Tecnológico de Monclova, donde siempre fue muy responsable, fue un alumno destacado, formó parte del equipo de futbol soccer, taekwondo.

Tener una relación no era algo que estuviera en mente, pues primero quería enfocarse en terminar su carrera, ejercerla y trabajar duro para apoyar a sus padres, era muy risueño, carismático pareciera que nunca conoció la tristeza.

Aldo Yáñez y Manuel Fuentes eran amigos de los hermanos Lugo, casi como hermanos, tenían más de 10 años de conocerse, crecieron prácticamente juntos, eran vecinos, los Lugo vivían en la colonia California y ellos en la Carranza pasaban las tardes juntos.

Mencionaron que vivieron muchas cosas, generalmente pasaban las tardes en casa de Manuel que tenía un brincolín en el patio, donde se divertían, después pasaban horas platicando como en cualquier conversación de jovencitos, haciéndose bromas entre ellos mismos.

“En las noches nos acostábamos ahí en el patio y volteaban a ver el cielo, hablábamos de las estrellas fugaces, fueron momentos que jamás se olvidarán, siempre en ambiente sano”, comentaron.

En muchas ocasiones los vieron discutir por cosas simples, eso causaba risa entre la bolita de amigos ya que Carlos Sebastián regañaba a Max como si fuera su padre.

“Ellos murieron, pero siguen aquí”, señaló Manuel Fuentes tocándose el corazón, el consuelo de sus amigos es que siempre iban juntos a todos lados y se fueron juntos a la vida eterna.

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