‘Adiós Tikiringo’

Por: Mónica Meza

El taxista Sergio Flores Vonhartz mejor conocido como “El tikiringo” fue despedido por sus familiares y amigos luego del trágico accidente en el que perdió la vida. Solo tenía 18 años.

“Él era como mi hermano, lo voy a extrañar un chingo”, señaló Jorge Albert González Morales, su mejor amigo.

La forma en que murió mantiene a la familia en shock, sobre todo a su pareja Yohana Galindo con quien procreó dos hijos, uno de tres años y el más pequeño de un año.

El cuerpo del taxista fue llevado a la capilla San Gabriel, en donde sus familiares lo velaron, sus compañeros de la línea de taxistas para la que trabajaba le rindieron homenaje.

Fue la noche del pasado jueves cuando Sergio Flores murió de manera instantánea, conducía un taxi cuando se impactó contra un muro de concreto, a la altura de la avenida Montessori en la colonia Miguel Hidalgo.

Sergio tenía dos niños con Yohana Galindo.

Tenía apenas tres meses trabajando en la línea de taxis “Correcaminos”, él conducía la unidad 01, siempre fue muy trabajador, sus dos niños fueron quienes lo impulsaban a no rendirse.

Jorge Alberto González Morales dice que todo es muy extraño, aunque él tomaba siempre fue responsable, nunca manejaba a alta velocidad, ni siquiera en estado de ebriedad.

Sergio y Jorge tenían más de 7 años de amistad, vivían en el mismo sector y eran muy unidos, les gustaban las mismas cosas, jugar futbol era una de ellas.

Describir a un amigo que recién murió, no es cosa fácil, Jorge Alberto se mostró muy consternado con la muerte de quien considera su mejor amigo, no pudo evitar el llanto al recordar todos esos momentos de felicidad que vivieron juntos.

Describe a su amigo como un joven de carácter fuerte, pero muy amable con la gente que se lo merecía, era risueño, alegre, físicamente era de baja estatura y güero.

“Simplemente la semana pasada, yo no tenía donde quedarme, él estuvo ahí conmigo, él me dejó quedarme en su casa, me dijo que era su hermano que yo formaba parte de su familia, ¿cómo se olvida eso? Nunca, jamás, lo voy a extrañar un chingo”, menciona Jorge mientras su rostro enrojecía al intentar contener el llanto.

Salir de la versión móvil