Amairany Díaz denuncia violencia en Coahuila y teme por sus hijas

El proceso legal de amairany Díaz enfrenta múltiples obstáculos

Por: Carolina Salomón

Defender a su hija de apenas 2 años de edad casi le cuesta la vida. Una madrugada, a las dos en punto, el padrastro de la menor intentó sacarla de la casa. Al no lograrlo, la metió en un cuarto completamente oscuro, aun sabiendo que la niña le teme a la obscuridad. Ese momento desató una cadena de violencia que mantiene hoy a Amairany Díaz, joven madre, huyendo de su ciudad, vigilada por su agresor y su familia, y temiendo ser asesinada.

Desde entonces, relata que su ex pareja viola constantemente la orden de restricción que le prohíbe acercarse a menos de 100 metros del domicilio donde ella y sus hijas se resguardan. "Temo por mi vida y la de mis niñas", dice.

 

Tras los hechos de violencia, Amairany no sólo enfrenta el trauma físico y emocional, sino un proceso legal lleno de retrasos e irregularidades. Lleva cinco meses acudiendo al Centro de Justicia para avanzar en los trámites de pensión alimenticia y la guardia y custodia, pero las audiencias han sido aplazadas en dos ocasiones. "Son vueltas y vueltas. No quiero perder tiempo, pero me posponen las fechas y ni siquiera me avisan", denuncia. "Él me decía: 'Muerto el perro, se acabó la rabia'. Varias veces me dijo que me iba a declarar mentalmente incompetente para quitarme a mis niñas", relató.

Su estado de salud también quedó marcado: el médico legista la revisó 10 días después del ataque, cuando los golpes ya no eran visibles. Nunca le pidieron radiografías ni se consideraron otras valoraciones médicas. Hoy tiene una cirugía pendiente: "Me destrozó la nariz, no puedo respirar bien, perdí el olfato y me cuesta conciliar el sueño".

 

La violencia no terminó con la denuncia. Amairany asegura que el hombre continúa rondando su vivienda, incluso después de que ella se mudó a Nadadores para protegerse. "Pasaba en taxi y observaba directo hacia mi casa. Mi hermana y mi cuñada lo vieron. Tiene orden de restricción, no debería acercarse y aun así iba", afirma.

Pero no sólo él. La madre del agresor también la acecha. "Se ha acercado a mí y a mis hijos, nos mira, nos toma fotos, envía mensajes. Eso es intimidación. Mis ex suegros no tienen por qué abordarme en la calle con la excusa de ver a los niños".

"El problema empezó cuando él quiso sacar a mi hija de 2 años, que no es su hija biológica. La quería sacar a las dos de la madrugada. Como no pudo, la metió a un cuarto completamente oscuro para que le hiciera caso por miedo".

Mientras forcejeaban, la otra bebé de un año recibió un codazo en la espalda. Ese momento marcó el inicio de la violencia física y psicológica. "Una persona así no puede convivir con mis hijas. Ellas saben que su papá me golpeó. Mi hija dice que su papá es malo, que golpeó a su mamá y que me sacó sangre. No puedo permitir que esas escenas vuelvan a ocurrir".

 

Amairany pide a las autoridades que agilicen su proceso para obtener la custodia completa y una jurisdicción externa, que le permita abandonar Coahuila y buscar seguridad lejos de su agresor.

Salir de la versión móvil