Alma Delia Villarreal, presenta puntualmente en las instalaciones del Centro de Reinserción Social de Monclova para ver a su hijo, Edgar.
Por: Azucena Tenorio
A pesar de las adversidades, el amor de madre nunca flaquea. Cada sábado, Alma Delia Villarreal, presenta puntualmente en las instalaciones del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Monclova para ver a su hijo, Edgar.
Su rostro, marcado por la preocupación y el cansancio, refleja la constante lucha que enfrenta mientras el caso de su hijo se encuentra en proceso.
El camino hacia el Cereso no es sencillo, la espera, que a veces se extiende por horas, y el inclemente clima de la región son solo algunos de los obstáculos que Alma enfrenta cada semana desde hace 10 meses. Sin embargo, a pesar de las condiciones adversas y el tiempo que demanda el proceso de ingreso, pues llegan desde las 7:00 de la mañana para poder ingresar a las 10:00, la señora no se rinde.
Para ella, cada encuentro con Edgar es un momento vital, una oportunidad para escuchar su versión, compartir un poco de esperanza y recordarle que, pese a todo, tiene a su madre firme a su lado.
La historia de Edgar de 42 años es la de un hombre que, según Alma Delia, está preso injustamente. "Mi hijo no cometió ningún delito", aseguró la señora con firmeza. Según su relato, el único ´delito´ de Diego fue acudir al llamado de ayuda de su amigo, quien, según las autoridades, sí fue responsable de un crimen.
Aseguró que Edgar fue un buen amigo, le tendió la mano a quien pensaba que realmente lo necesitaba, y por esa razón está pagando las consecuencias. "El que nada debe, nada teme", señaló.
Alma asegura que su hijo es inocente, y que la acusación en su contra es producto de un malentendido. La señora insiste en que Edgar nunca estuvo involucrado en actividades delictivas y que todo lo que ocurrió fue una lamentable coincidencia.
Alma espera, con la fe intacta, que la justicia prevalezca y que su hijo pueda demostrar su inocencia. A pesar de las adversidades, Alma Delia Villarreal se mantiene firme, sin importar lo que le depare el futuro.