Por: Staff / La Voz
El valiente, el catrín, el diablito… ¡buenas!
En muchos lugares de México aún se escucha al famoso gritón de la lotería cantando los 54 versos de la baraja, convirtiendo a este famoso juego en el de mayor tradición en nuestro país.
La lotería mexicana es uno de los símbolos culturales más representativos, no importa como la quieras jugar: en cuatro esquinas, horizontal, vertical, diagonal, con tapas de refresco, frijoles, apostando o solo por diversión.
Los juegos de azar siempre han existido en diversas culturas alrededor del mundo. Podemos decir que el Keno de China es el antecesor más antiguo de la lotería que hoy conocemos y se practicaba hace más de 2000 años.
Juegos similares surgieron durante la época del Imperio Romano y mantuvieron su popularidad en las sociedades europeas. La palabra lotería proviene del holandés “lot” que significa destino.
En los países bajos las loterías públicas se volvieron una manera popular para que los gobiernos recaudaran fondos en el siglo 15. Esta clase de juegos son el antecedente directo de la lotería nacional.
Recordemos no hace mucho la famosa lotería del avión presidencial o más bien del valor del avión, en realidad fue una maniobra de recaudación donde el gobierno fue el más beneficiado en imagen e ingresos.
En el Siglo 15 la lotería llegaría a Italia donde se volvió un pasatiempo sumamente popular, los genoveses jugaban una lotería en la que se intentaban adivinar quienes serían elegidos como miembros del Gran Consejo durante los procesos electorales.
A la par de las loterías públicas italianas, surgieron juegos adaptados para ser jugados en pequeñas reuniones, aunque la base era exactamente la misma. Estos juegos se volvieron el pasatiempo favorito de la aristocracia y se extendieron por varios países de Europa.
Fue en el Siglo 18 cuando llegaría a España’ y de ahí a la Nueva España donde las loterías eran de varios tipos, la más sencilla era muy parecida a la antigua lotería italiana y se jugaba con un tablero lleno de números similar al Bingo.
También se hizo popular el uso de la baraja italiana y española para darle un elemento más vistoso al juego. Las loterías a base de dibujos comenzaron a llamar más la atención a los mexicanos y fue durante la segunda mitad del Siglo 19 que comenzaron a producirse con temáticas.
La lotería no permaneció por mucho tiempo como juego exclusivo de las clases adineradas, también fue común en ferias ambulantes y kermeses donde se llevaban a cabo juegos de apuestas usando este tablero.
Las autoridades eclesiásticas no veían con buenos ojos a las loterías pues mucha gente no asistía a los servicios religiosos por quedarse jugando en las cantinas o en las ferias.
Durante la época colonial la lotería ganaría un componente de tradición oral muy importante con el fin de hacerlo más atractivo. Los que organizaban los juegos comenzaron a componer pequeños versos a cada figura del tablero recitando lo en voz alta para que nadie se aburriera y así atraer más curiosos a jugar.
¡Qué brincó pegó tu hermana, la rana! o ¡No te arrugues cuero viejo que te quiero pa´ tambor!”, de esta manera surgiría la figura de “el gritón”.
Durante sus primeros años de la lotería mexicana, las cartas y los tableros eran elaborados a mano. Cada juego fabricado prácticamente era único, cada fabricante elegía las figuras a incluir en sus cartas y éstos podían ser tan diversas como la imaginación de los artistas que las dibujaban.
Su limitada producción por desgracia también limitaba el alcance del juego. Cabe destacar que la lotería en un inicio existió en dos versiones una para adultos y otra para niños, la que conocemos hoy es la versión infantil.
La versión para adultos ya no se emplea y era una lotería cargada con elementos de doble sentido en sus versos principalmente dirigidas para mofarse de personajes públicos o cualquier objeto o elemento social.
NACIMIENTO DE LA LOTERÍA QUE CONOCEMOS
La estandarización a los 54 dibujos que conocemos hoy en día se lo debemos a un empresario francés que en 1887 abrió una planta empacadora de alimentos en Campeche.
Su éxito fue tal, que rápidamente se dio cuenta que necesitaría una imprenta para etiquetar todos sus productos.
En la imprenta además de sus etiquetas comenzó también a imprimir invitaciones, barajas y la primera lotería de manera industrial.
El nombre de este empresario fue Clemente Jaques quien comenzó a incluir una lotería de regalo en cada una de las cajas de alimentos destinadas al Ejército. Los soldados mexicanos comenzaron a familiarizarse con la lotería y llevarse el juego a sus casas.
Gracias a esto, la distribución masiva de loterías como parte de un regalo en las conservas de alimentos, la volvió inmensamente popular en todo el país.
La lotería que conocemos hoy es la versión de Clemente Jaques, aquí el negocio de la lotería fue tan rentable para Clemente, que años más tarde creó la empresa “Pasatiempos Gallo” quienes cuentan aún con el registro de la baraja “Gallo Don Clemente”.
La lotería continuó operando hasta la actualidad comercializando barajas y otros juegos de mesa. Importante señalar que el número 1 de la lotería es El Gallo que representa el escudo heráldico de la familia de Don Clemente.
El mismo gallo es parte de la imagen corporativa de Clemente Jaques. La lotería mexicana se compone de 54 cartas, cada carta se identifica por un número y una figura, la relación entre el número y la figura siempre es la misma.
El número 8 de la lotería es la botella y siempre ha anunciado productos de Clemente Jaques como lo es la salsa de tomate.
En los años 30 la iglesia promovió el uso de una lotería eclesiástica con barajas libres de todo símbolo que la iglesia consideraba profanos y tenía cartas tan únicas como: la sotana.
Existe también otra versión de la lotería y ésta es la campechana que fue creada en 1895 por Josemaría Evía, empresario que fabricaba cigarros, la cual incluye elementos del Tarot como el sol y la luna.
Josemaría siguió una estrategia similar a la de Clemente Jaques al regalar loterías dentro de las cajetillas de cigarros que vendía. Muchas loterías modernas incorporan iconografía de ambos empresarios.
Hoy la versión mexicana de la lotería es la más popular en todo el mundo, irónicamente incluso en Europa donde nació.
Podríamos afirmar que la lotería es un cronista de nuestras tradiciones, un espejo al pasado de México pues con su iconografía, es posible reconocer buena parte de la cultura e historia mexicana. La calavera por ejemplo representa la tradición del día de muertos, la chalupa es un transporte de Xochimilco, el gallo nos remite a las tradicionales peleas, la dama nos muestra la imagen de lo que se consideraba una mujer ideal, el catrín un hombre de dinero.
En medio de estos ejemplos hay muchos otros personajes cotidianos, elementos naturales y seres míticos que retratan siempre con un toque pícaro a nuestra sociedad como lo serían el valiente y el borracho. También tenemos otros como el soldado, el nopal y el corazón.
La lotería es el pretexto ideal para pasar un rato agradable en familia o con los amigos y nos ayuda a estrechar nuestros lazos sociales, sin olvidar que los aprendizajes más importantes de la vida se adquieren jugando, pues son desde el corazón y esa es la mejor carta con la que siempre se puede ganar.