El traslado de María José fue gestionado por Border Shrines Club, que apoya a niños con necesidades médicas.
Por: Adriana Cruz
La espera terminó. Tras varias horas de gestión y preparación médica, María José, una niña de cinco años, fue trasladada primero en ambulancia y posteriormente en avión hacia Galveston, Texas, donde continuará su atención especializada en un hospital infantil reconocido por su tratamiento en quemaduras y lesiones complejas.
Hasta antes del traslado, su familia permaneció afuera del hospital: el padre, José de Jesús, la madre y la hermana mayor acompañaron el proceso en medio de la preocupación y la incertidumbre. La escena fue de tensión contenida; cada llamada, cada firma y cada movimiento de personal médico podía ser la señal para avanzar al siguiente paso. No hubo descanso: solo espera, abrazos cortos y miradas que buscaban respuestas.
Representantes de la asociación Border Shrines Club llegaron al hospital para gestionar y coordinar el traslado. El ingeniero Arnoldo Guajardo Salinas, presidente de la asociación, explicó que este caso forma parte de los apoyos que brindan para menores que requieren atención especializada en Estados Unidos. "Hemos atendido alrededor de tres casos graves vía aérea y cerca de cuatro por tierra. Este es uno de los primeros que se atiende en la zona de Castaños," señaló Guajardo, quien detalló que la fundación respalda a niños desde recién nacidos hasta los 18 años en áreas como traumatología, ortopedia, paladar hendido, malformaciones y secuelas de quemaduras.
Cuando las familias no cuentan con visa, indicó, se gestiona un permiso humanitario para permitir el ingreso del menor y un acompañante a territorio estadounidense durante el tratamiento.
El traslado de María José se autorizó y activó este mismo día. Paramédicos especializados la abordaron en ambulancia para el primer tramo y luego en aeronave donde sería asistida durante el vuelo. Su familia permanece en México en coordinación con la asociación para continuar el proceso necesario de acompañamiento y seguimiento médico.
La imagen final en el hospital fue distinta a la de la mañana: ya no era solo espera. Era movimiento. Era despedida. Era fe puesta en la ciencia y en el trayecto que comenzó con una sirena que se alejó entre calles, rumbo al aeropuerto.
Ahora, la historia se traslada con ella —a Galveston, donde los médicos continuarán su atención y la familia aguarda noticias con esperanza.