Ofrecían a creyentes desde sabalitos hasta yukis, aguas frescas, algodón de azúcar y fritos con queso, la diversidad de opciones era notable.
Por: Azucena Tenorio
Durante el reciente Viacrucis del 2024, organizado por la parroquia Santuario de Guadalupe en Monclova, los comerciantes ambulantes encontraron una oportunidad dorada para aumentar sus ventas.
Desde el principio y hasta el final del evento, una variedad de productos tentadores fueron ofrecidos a los asistentes ávidos de satisfacer sus antojos.
Desde sabalitos hasta yukis, aguas frescas, algodón de azúcar y fritos con queso, la diversidad de opciones era notable. Los comerciantes, hábiles en el arte de la venta callejera, no desaprovecharon la ocasión para sacar provecho de la afluencia de personas durante el recorrido del Viacrucis.
La venta de estos productos, tan característicos de la cultura popular, no solo proporcionó un alivio bienvenido a los asistentes durante el evento religioso, sino que también sirvió como una fuente de sustento para los comerciantes locales.
Esta sinergia entre la tradición religiosa y la economía informal demuestra una vez más la capacidad de adaptación y la creatividad del comercio callejero en Monclova.
A pesar de las críticas que a veces suscita la presencia de ambulantes en eventos de esta índole, su participación en el Viacrucis 2024 añadió un toque de autenticidad y vitalidad a la experiencia, recordándonos la importancia de la diversidad y la inclusión en nuestras celebraciones comunitarias.