Delia N, quien trabajó en el SEMEFO durante 20 años, enfrenta proceso judicial por robo con sus hijos menores. La Fiscalía y la sociedad impactadas.
Por: Adriana Cruz
Delia "N" no era una desconocida dentro de la Fiscalía General del Estado. Durante 20 años fue parte del equipo del Servicio Médico Forense (SEMEFO) en Monclova, una figura habitual entre expedientes, camillas, certificados y procedimientos legales. Hoy, su nombre aparece en un expediente judicial que ha sacudido a sus compañeros: fue vinculada a proceso por el delito de robo calificado, cometido con la participación de sus dos hijos, menores de edad.
Las autoridades confirmaron que Delia utilizó a sus hijos de 9 y 7 años para robar dentro de las instalaciones de la Fiscalía, un hecho que no solo representa una falta grave a la ética y la ley, sino también un escenario alarmante de vulnerabilidad infantil.
El delegado de la Fiscalía fue claro: se intentó ayudarla, pero llegó un punto en el que ya no se pudo más.
"En una ocasión se le detuvo por violencia y drogadicción. Yo hablé con ella personalmente. Le dije: tienes que internarte y rehabilitarte. Se le dieron oportunidades. Después volvió a incurrir en otra situación... ya no quise meter las manos. Siempre es difícil tratar con un compañero, pero la justicia debe ser igual para todos", expresó.
De acuerdo con lo que el propio delegado supo de manera extraoficial, Delia ya no cuenta con el apoyo de su familia. "Me comentaron que sus propios padres ya no quieren darle más oportunidades. Se juntó con un individuo que también es adicto y que está actualmente en la cárcel. Es una situación muy dura, muy cruel", lamentó.
El caso, por su naturaleza, no solo toca la esfera penal, sino también la social. El uso de menores en la comisión de delitos genera preocupación entre las autoridades, no solo por el acto en sí, sino por el daño emocional y psicológico que implica para los niños.
"Nos preocupa mucho el entorno. No podemos cerrar los ojos ante esto. Lo que buscamos es proteger a los niños, evitar que se conviertan en víctimas permanentes de una historia de drogadicción, robo y malos tratos", señaló el delegado.
Actualmente, Delia se encuentra recluida en el penal de Piedras Negras mientras se desarrollan las investigaciones correspondientes. En tanto, sus hijos fueron puestos bajo resguardo por la Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia (Pronnif), y se está trabajando en su canalización a una casa hogar, donde puedan recibir atención, estabilidad y un entorno más seguro.
Este caso, más allá del impacto institucional, deja ver el rostro humano de un sistema que muchas veces se esfuerza por rescatar, pero no siempre logra salvar a tiempo. Delia, que alguna vez trabajó para darle voz legal a los cuerpos sin vida, hoy enfrenta el juicio más duro de su propia existencia: perder su libertad, su trabajo y quizá, lo más grave, la confianza de sus propios hijos.