Huele a tristeza la Colonia Miravalle

Detalles del viaje de la familia Ramírez Rivera

Por: Carolina Salomón

En el domicilio marcado con el número 102 del Paseo Valle Verde, en la colonia Miravalle, permanece intacta la casa de Doña Socorro y Don Jaime, tal como la dejaron la última vez que salieron, incluso con la camioneta del señor estacionada a unos metros.

Hoy, el hogar de la familia Ramírez Rivera luce silencioso y causa profunda tristeza entre los vecinos, quienes los conocieron por más de cuatro décadas.

"Tenemos como 43 años viviendo en la Miravalle y siendo vecinas, ella trabajó por muchos años en la Librería Patria y su esposo fue Tornero. Somos pocos adultos mayores los que quedamos aquí, y ahora ya se nos adelantaron ellos", relató Alicia Rangel, vecina.

Alicia recuerda que un día antes del viaje alcanzó a platicar con Doña Socorro. La mañana del sábado, alrededor de las 8:00, vio cuando la familia salió rumbo a Monterrey.

"Dijo que iba a ver a los nietos de su hija mayor que allá trabajaban. Iban sus dos hijas y una nieta", mencionó.

Detalles del viaje de la familia Ramírez Rivera

La visita a los nietos era una costumbre frecuente para Doña Socorro, quien mantenía una relación cercana con ellos y procuraba verlos cada ocho días. Sin embargo, este viaje terminó en tragedia, pues la familia solo llegó hasta Mina, Nuevo León, donde ocurrió el fatal accidente en el que cuatro miembros de la familia fallecieron y la menor lucha por su vida en la clínica 7 del IMSS.

La noticia conmocionó profundamente a los habitantes de la Miravalle. "La recibimos de impacto los vecinos, muy triste. Aquí se siente un ambiente muy pesado. Eran una familia pequeña: Socorro y Jaime solo tuvieron dos hijas, las mismas que fallecieron con ellos, y esas hijas les dieron seis nietos. Ahí quedó su casita, la camionetita de don Jaime en el lugar donde la dejó", expresó conmovida.

Impacto en la comunidad tras el accidente

Alicia, aún incrédula, relató lo difícil que resulta aceptar la pérdida repentina de toda una familia. "Es una desgracia, uno no puede aceptar su partida, de un momento a otro que se vaya toda la familia."

Describió además a la colonia como una comunidad unida y tranquila. "Aquí nadie se mete con nadie, somos familias de muchos años viviendo aquí, y todos nos vemos, nos apreciamos."

Narró también una coincidencia que la dejó marcada: una empleada de una funeraria llegó el mismo día a tocar la puerta de la casa de Doña Socorro para revisar un paquete funerario que la señora tenía contratado. "La sorpresa fue que tuvimos que decirle que ellos acababan de fallecer", relató.

Hoy, la vivienda permanece en silencio. Mientras tanto, la colonia Miravalle permanece de luto, recordando con cariño y pesar a una familia querida que partió inesperadamente.

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