Entre las muchas noches memorables de su carrera, Monclova guarda una página especial. Fue el viernes 12 de octubre del 2001 cuando la veracruzana, con su inconfundible estilo, paralizó a la ciudad.
Por: Jorge Salazar
El mundo del espectáculo en México está de luto. Este lunes 17 de febrero, Paquita la del Barrio, la inquebrantable voz del despecho, partió dejando tras de sí una estela de recuerdos y canciones convertidas en himnos. Con su partida, se va una intérprete, pero queda el eco de su lucha, especialmente en el corazón de las mujeres que hicieron de "Rata de dos patas", un grito de dignidad y reclamo.
Entre las muchas noches memorables de su carrera, Monclova guarda una página especial. Fue el viernes 12 de octubre del 2001 cuando la veracruzana, con su inconfundible estilo, paralizó a la ciudad. Aquella noche, el Estadio de Béisbol de los Acereros, conocido como "El Horno Más Grande de México", vivió un lleno que, hasta entonces, era inimaginable. Más de 10 mil almas —quizá muchas más— abarrotaron cada rincón: gradas, pasillos para escuchar a Paquita pronunciar su célebre: "¿Me estás oyendo, inútil?"
Pero aquella noche, todo quedó suspendido ante la presencia de Paquita. Las mujeres, muchas de ellas ahora abuelas, recuerdan ese concierto como si hubiera sido ayer. Cantaron con ella "Piérdeme el respeto", se desahogaron con "Cheque en blanco" y corearon a todo pulmón cada tema de dolor y empoderamiento.
Hoy, con su partida, Monclova vuelve a escucharla en el recuerdo, como en esa noche mágica. Porque algunas voces, como la de Paquita la del Barrio, nunca se apagan.