Concesionarios han dedicado toda su vida al servicio, hoy, ya mayores no pueden dedicarse a otra cosa.
Por: carolina salomon
El transporte público opera en números rojos y con rutas en declive pues de 12 que existían solo 7 se encuentran funcionando, a pesar de la difícil realidad, los concesionarios se resisten a abandonar un negocio que ha sido su sustento durante décadas.
Samuel Sucedo, representante de los concesionarios del transporte, expresó la desesperación que viven muchos en el sector: "Se va a oír como que estoy echando mentiras, pero andamos totalmente en números rojos. Si van a decir, ´¿por qué sigues ahí?´, yo tengo 60 años, empecé a los 16 años, ya no puedo cambiar de la noche a la mañana", afirmó.
Este panorama no es nuevo, ya que las condiciones han cambiado considerablemente desde hace 20 años, cuando aún no existían opciones como el transporte escolar, las unidades de empresas privadas ni los servicios de plataformas de transporte como Uber.
Indicó que, en la actualidad, el flujo de pasajes ha disminuido drásticamente. "Desde diciembre, con toda la gente teniendo dinero, en vez de que haya más pasaje, hay menos, porque la gente prefirió moverse en taxi", señaló.
A este problema se suma el alto costo de mantenimiento de las unidades. Para el concesionario, el gasto en el cuidado de cada vehículo es elevado y, en muchos casos, superior a los ingresos obtenidos por las rutas.
"Tengo una unidad en el taller. Hacer el cambio de aceite para evitar que se haga espeso, te lleva 27 litros de aceite, cada lata cuesta casi 2 mil pesos. Solo el filtro de aire cuesta 980 pesos. Hacerle una afinación con todo y anticongelante a una unidad se lleva más de 6 mil pesos. Hacer esos movimientos, es un dineral", agregó.
De las rutas que aún funcionan son; Praderas, Obreras, 1 de Mayo, Directo, Calle 11, Guerrero y Del Río. Sin embargo, los concesionarios aseguran que el futuro del transporte público es incierto, pues las condiciones actuales hacen casi insostenible continuar con un negocio que, para muchos, ha sido su vida durante décadas.
A pesar de todo, la resistencia sigue siendo fuerte entre quienes comenzaron en este sector desde jóvenes, muchos de ellos a los 16 años, como Sucedo, y ahora, con más de 40 años de experiencia, enfrentan un mercado que ya no les favorece.
La situación es crítica y la transición hacia otro tipo de actividad económica parece cada vez más difícil para quienes ven en el transporte público su única fuente de ingresos.
La crisis en el transporte público no solo afecta a los concesionarios, sino también a los ciudadanos que dependen de estas rutas para movilizarse dentro de la ciudad, lo que genera una preocupación creciente sobre el futuro del servicio.