El periodismo se ha convertido en una profesión constantemente atacada por un gobierno, que no acepta que se cuestione
Por: Gerardo Martínez
El periodismo se ha convertido en una profesión constantemente atacada por un gobierno omnímodo, que no acepta que se cuestione, que se le contradiga, y son catalogados como adversarios o enemigos.
Tras participar en las Jornadas Diocesanas de las Comunicaciones Sociales, el columnista Armando Fuentes Aguirre “Catón”, informó que el periodismo se ha convertido en blanco constante de ataques y críticas por parte del Presidente de la República de un gobierno que no acepta que se le cuestione.
El periodismo se ha convertido en una profesión de riesgo, no solo por los ataques, por la desaparición y muertes de periodistas, sino además por la presión y por los señalamientos que se realizan por parte de las autoridades.
Comentó que actualmente estamos gobernados por un poder omnímodo, es decir absoluto, por alguien que se siente dueño del país y que ha formado una profusa clientela electoral a base de dadivas, que en ocasiones toman forma de “limosnas”, y a ese poder no le gusta la crítica.
“Le gusta hablar, pero no gusta de oír, y a todo aquel que discierne de su forma de pensar, lo considera no solo su adversario, sino enemigos y eso es muy peligroso, porque la palabra presidencial en México, es una palabra que no tiene ningún contraste, es la expresión del poder absoluto”.
Señaló que el hecho de que se hable en una forma injuriosa, de agravio, de insulto, de los comunicadores, pone en riesgo tanto a los periodistas, así como pone en riesgo la libertad de expresión.
Ante esto, dijo, se debe responder con la forma de servicio al prójimo, seguir proclamando la verdad, ser la palabra de quienes no tienen palabra y hablar por aquellas personas que no pueden hablar.
Mencionó que actualmente se observa en México un ambiente de pesadumbre y optimismo, pesadumbre porque los valores en los que se finca la vida social, como libertad, democracia, la justicia, están siendo amenazados por esa voluntad caprichosa que se impone incluso por encima de la ley y al margen del derecho, pero también ve una mirada optimista, porque se sabe que en el país se ha salido delante de los retos.