Migran hacia EUA huyendo de amenazas del crimen organizado; buscan seguridad, no el sueño americano.
Por: Adriana Cruz
En la colonia Ramos Arizpe, en Monclova, el sol golpea con fuerza, pero la imagen que rompe la rutina es aún más fuerte: cuatro personas bajan del tren arrastrando mochilas, garrafones y miedo. No son extranjeros: son mexicanos, de Zacatecas, que huyen no de la pobreza, sino de la violencia brutal que consume su comunidad.
Luis Martín Robles Huerta, acompañado de su hermano y sus dos sobrinos —de 9 y 13 años—, explica que su hermano recibió amenazas del crimen organizado. "O colaboraba o le quitaban a sus hijos", relata. No hubo opción: huyeron para protegerlos.
El grupo salió hace dos meses. Han viajado a bordo del tren de carga conocido como La Bestia, cruzando estados enteros con el único objetivo de encontrar un lugar donde vivir sin miedo. Su meta no es el "sueño americano", sino la posibilidad de sobrevivir. Su destino es Piedras Negras, con la intención de cruzar a Eagle Pass.
En el camino han perdido casi todo: celular, dinero, y la esperanza de criar a sus hijos en un México seguro. Lo que queda es la fe, y la certeza de que cuando un país no puede proteger a sus niños, sus ciudadanos tienen que huir para salvarlos.
Esta historia no es única. Es reflejo de una crisis que convierte a mexicanos en desplazados internos. Ya no se escapa del hambre, sino del terror. Y en ese escenario, caminar con una mochila y la fe intacta, se convierte en el único acto posible de resistencia.