“Goyo” el estrangulador de Tacuba

El primer asesino serial del México moderno, inspirador de películas como “El profeta Mimí” y “Santa Sangre”.

Por: Yolo Camotes

Gregorio Cárdenas Hernández, “Goyo”, mejor conocido como “El estrangulador de Tacuba”, fue el primer asesino serial del México moderno.

Por su vida que fue llevada a la pantalla, “Goyo” se convirtió en uno de los asesinos seriales más famosos de México, teniendo en su historial el asesinato de cuatro mujeres.

Gregorio Cárdenas nació en la Ciudad de México en 1915, el daño neurológico que le provocó una encefalitis temprana, fue factor decisivo para que mostrara un comportamiento anormal desde niño, especialmente crueldad hacia los animales. 

Además de ello, tenía dificultad para controlar su esfínter, pese a estas condiciones, demostró tener un alto coeficiente intelectual y fue un alumno destacado desde su educación básica.

A los 27 años, estudió química y debido a su alto desempeño estudiantil, obtuvo una beca de Petróleos Mexicanos para continuar con su formación académica y colaborar con la empresa paraestatal. 

Tiempo después se independizó de su madre y rentó una casa en la Ciudad de México, lugar donde posteriormente serían enterrados y descubiertos los cuerpos de sus 4 víctimas

El sobrenombre del estrangulador de Tacuba, se debió a que su residencia se ubicó en este barrio de la Ciudad de México y cometió sus asesinatos entre agosto y septiembre de 1942.

La primera víctima del estrangulador ocurrió el 15 de agosto de 1942 y se trató de una joven prostituta de 16 años, llamada María de los Ángeles González. 

El crimen ocurrió luego de sostener relaciones sexuales, Goyo, tomó un cordón y la estranguló para luego enterrar su cuerpo en el jardín. En los días siguientes, asesinó a dos prostitutas menores de edad.

Su captura ocurrió cuando decidió matar a Graciela Áreas Avalos, una estudiante de bachillerato a la que cortejaba, Debido al rechazo amoroso de Graciela y a una bofetada que le propinó por intentar besarla a la fuerza, el homicida la golpeó hasta la muerte en su automóvil, y la enterró posteriormente en su jardín, junto al resto de las víctimas.

Con lo que no contaba, es que Graciela era hija de un respetable abogado de los años 40, quien con la desaparición, emprendió la búsqueda de su hija hasta dar con su asesino.

En sus propias investigaciones descubrió que “Goyo” fue el último que la vio con vida, por lo que al confrontarlo, confesó sus crímenes.

En entrevista con este asesino serial, revelaría que le gustaba torturar pollos y conejos al sentirse dominado por su madre.

De hecho, le tenía un odio enfermizo a las mujeres y su contacto con ellas le hacía hervir la sangre, despertando sus deseos de estrangularlas en el momento. Al paso de los años en la cárcel, se dedicó a leer poesía, pintar y estudió abogacía dentro del penal. Además escribió varios libros como Celda 16.

Como algo surrealista, el 8 de septiembre de 1976 Luís Echeverría le concedió el indulto presidencial y tras 34 años de estar preso salió libre como una celebridad. Fue llevado por el entonces Secretario de Gobernación Mario Moya a la Cámara de Diputados para mostrarlo como ejemplo de que el sistema penitenciario funcionaba y transformaba hasta los más sanguinarios asesinos.

Ese día, “El Asesino de Tacuba” fue ovacionado por los diputados y en el exterior una multitud de reporteros y público en general lo esperaba para tomarse la foto con él.

En un acto de honestidad, Goyo señaló que merecía la muerte por los crímenes que cometió y ahora, rehabilitado, solo le temía al juicio de Dios.

Tiempo después de salir de prisión, Cárdenas ingresó a la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón (hoy FES Aragón) de la UNAM, donde se tituló en Derecho en 1982,2 con la tesis Insuficiencia de nuestra legislación en la inimputabilidad por ausencia o disminución de capacidad mental. Murió en los Ángeles, California el 2 de agosto de 1999.

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