Guerra de encuestas; y aquí … ¡todos ganan!

A un año del proceso electoral para la renovación de la gubernatura de Coahuila, las redes están inundadas de “encuestas”; todos se declaran favoritos y todos se dicen triunfadores, claro, según sus propias encuestas

Por: Staff / La Voz

Una verdadera “guerra de encuestas” han invadido las redes sociales en los últimos días, con miras a lo que será la renovación de la gubernatura en Coahuila.

Aunque ningún partido cuenta con candidatos oficiales, han “invadido” las redes una serie de “encuestas” de dudosa metodología, en el que prácticamente todos, son “dueños” de las preferencias.

Estos seudo “muestreos” se han convertido en instrumentos de propaganda política a ojos vistos del INE que corrompen el proceso que aún no inicia.

En el caso de partidos como Morena, las “encuestas”buscan inclinar la balanza hacia uno de los tres aspirantes que prácticamente iniciaron campaña desde hace un mes.

En el caso de las encuestas pagadas por Luis Fernando Salazar, se le ubica a la cabeza de las preferencias de Morena para ocupar la nominación de candidato, lo mismo ocurre con las promocionadas por los grupos afines a Ricardo Mejía Berdeja.

En el caso del Partido Acción Nacional no hay ninguna sorpresa, posicionando a Guillermo Anaya como la opción más viable, aunque con muy poca intención del voto de manera global y situándolo solo como un partido “comodín” en su virtual alianza con el PRI.

En el caso del Revolucionario Institucional, las encuestadoras serias,  con mayor  antecedentes de aciertos y mayor credibilidad como Mitofsky, ubican a Manolo Jiménez como la “carta fuerte” del PRI en solitario para convertirse en candidato con más del 55% de las preferencias de la militancia.

En otros muestreos de muy dudoso origen,  hay quienes pretenden subir a  la palestra del PRI a Román Cepeda Izaguirre o incluso a Jericó Abramo, ejercicios que son tomados con muy poca seriedad.

En lo que todas coinciden, es que en Coahuila la competencia será solo de dos partidos, con dos posibles diferentes escenarios.

En ambos es un reparto de votos en solitario y el otro cambiando la balanza a través de una alianza de fuerzas.

Cabe señalar que las “encuestas” no representan un muestreo representativo, incurren en regionalismos y no en todas definen abiertamente sus metodologías, lo que las hace totalmente inverosímiles.

En cuanto a la ley del INE, su reglamento establece que las encuestas se regulan a partir del inicio del proceso electoral y pocas horas posteriores al cierre de las casillas, por lo que en este momento no existe ninguna supervisión o comprobación de los datos que se publican. 

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