Joaquín Pardavé; famoso en su vida, leyenda en su muerte

Por: Yolo Camotes

Joaquín Pardavé Arce, fue una de las figuras más emblemáticas de la Época de Oro del Cine Mexicano. Un hombre polifacético dentro de la farándula mexicana, reconocido como cómico, guionista y compositor.

Pardavé fue creador de inolvidables personajes como el Baisano Jalil, Don Venancio y Don Susanito Peñafiel y Somellera.

También fue el autor de inolvidables canciones mexicanas entre las que destacan Negra Consentida, Varita de Nardo, Caminito de la Sierra y Ventanita Morada.

Su trabajo está representado en tres líneas; la comedia familiar, la nostalgia porfiriana y la de los migrantes.

Escribiré hoy un poco de la vida de este talentoso artista, así como de la leyenda que ensombreció su muerte.

Joaquín Pardavé nació en Pénjamo, Guanajuato, el 30 de septiembre de 1900, su nacimiento en ese lugar pudiera decirse que fue por accidente, en una gira de trabajo de sus padres que pasaban por la localidad.

Sus padres eran inmigrantes españoles que poseían una pequeña compañía de teatro itinerante.

A los 4 años de edad ya se le podía ver al pequeño Joaquín actuar en el teatro junto a sus padres, después se convertiría en actor de cine mudo.

Antes de sumergirse en el mundo fílmico, Joaquín trabajó como telegrafista para Ferrocarriles Nacionales, donde compuso “Carmen”, una pieza musical inspirada en su novia de aquel entonces Carmen Delgado.

Más tarde decidió emigrar a la Ciudad de México donde formó parte de una compañía de zarzuela de la cual un tío de Joaquín llamado Carlos era propietario.

Su debut lo hizo con la zarzuela titulada: La Banda de las Trompetas, obra en la que gustó mucho su actuación.

Pronto se dio cuenta que su mejor versión artística y donde destacaba notablemente era al interpretar papeles cómicos.

Asimismo, actuó en las carpas de la época junto con cómicos de la talla de Roberto Soto El Panzón, padre de otro cómico cuyo nombre artístico fue “Mantequilla” y del cual hablaremos en otro relato.

Después de una fructífera carrera en el cine como actor y director, pasó a la televisión, como actor alcanzó el reconocimiento público con la película México de Mis Recuerdos, en la cual interpretó a Susanito Peñafiel y Somellera, personaje típico de la clase alta de la época porfiriana.

Como director realizó varias películas que hoy son íconos del Cine Mexicano como: El Paisano Jalil, Los Hijos de Don Venancio, Una Gallega en México entre otras muchas.

En la televisión se le vio actuando como el Payaso Cascabel en 1954. Las canciones que compuso fueron muchas como La Panchita, La Ventanita Morada, Varita de Nardo, Negra Consentida o Bésame en la Boca. Sus composiciones abarcaron muchos géneros como el bolero, el huapango, la guaracha, el tango, el danzón, la canción ranchera y muchas otras más.

La mayor parte de las composiciones que realizó fueron para obras de teatro de revista, por lo que me llegaron a registrarse como de su autoría y se perdieron con el tiempo, pero sus canciones más conocidas fueron grabadas en discos gracias a la amistad que tenía con cantantes como Juan Arvizu y el apoyo de personas como Guty Cárdenas.

Cabe destacar que Joaquín escribió la letra de sus canciones empleando diminutivos esto para dar una gran ternura a cada una de sus frases.

A pesar de su origen Español, Joaquín siempre se sintió orgulloso de ser mexicano de nacimiento, interesándose por la historia nacional y convirtiéndose en especial en ferviente admirador de Don Miguel Hidalgo, incluso tiempo antes de su muerte, estuvo muy relacionado con el proyecto de la construcción de la actual y colosal monumento a Miguel Hidalgo costilla Padre de la Patria en lo que fuese su cuna la Hacienda de Corralejo en Pénjamo, obra que el actor no pudo alcanzar a ver.

Por desgracia la vida terrenal de este gran cómico llegó a su fin el 20 de julio de 1955 en la plenitud de su carrera y con tan sólo 54 años de edad.

Horas previas a su deceso, las había pasado con su esposa Soledad Rebollo jugando boliche y bromeando con sus amigos.

Se cuenta que estaba durmiendo con su esposa, cuando repentinamente a las tres de la mañana se levantó y le dijo a su esposa: Sole me siento muy mal”, su esposa Soledad compañera por casi 30 años, sólo pudo ver la angustia en el rostro de su esposo que apenas pudo sentarse en el borde de la cama, repitiendo y una y otra vez: “me siento muy mal, me siento muy mal”, fueron sus últimas palabras, luego de pronunciarlas cayó al suelo

Joaquín Pardavé no volvería a hacer reír o llorar al público mexicano. Había muerto de un derrame cerebral.

Controlaba a tiempo su presión arterial, aunque estaba más allá de lo normal, no se ve sometido por ello ningún régimen especial de vida.

Al tiempo de su fallecimiento, se encontraba  rodando dos películas, cuando el cuerpo de Joaquín fue velado, la comunidad artística y el pueblo de México acudieron a darle el último adiós, pero la capilla donde se resguardaba sus restos fue suficiente para contener la multitud de gente que se arremolinaban para rendirle homenaje.

No había manera de mover un pie, los apretujones y empujones eran constantes y como si el mismo cielo llorará, durante su cortejo fúnebre rumbo al cementerio, se desató una fuerte lluvia que no amedrentó a nadie.

Todos prosiguieron estoicos bajo las inclemencias del tiempo, entre los que no lo vieron a la lluvia estaba Mario Moreno “Cantinflas”, Pedro Vargas, Sara García, Marga López y Felipe Montoya entre otros.

El hombre que tanto había hecho reír a los mexicanos, en ese momento de manera involuntaria los hacía llorar con su partida.

La  misma lluvia caía sobre el ataúd como abrazando en una caricia sobrenatural los restos mortales de uno de los hijos más célebres y talentosos de México.

Es ahí en su último adiós cuando comenzó la leyenda de su muerte, el cómico sufría ataques de catalepsia, condición en la cual una persona yace inmóvil sin aparentes signos vitales y que lo hacen parecer como si estuviera muerto, aunque esto no fuese el caso.

Se dice que, en lugar de un derrame cerebral, en realidad de haber sufrido uno de sus ataques, al momento de su supuesto deceso, su médico de cabecera no pudo atenderlo y cuando otro lo revisó sin conocer su historial clínico, y muy a la IMSS, simplemente determinó que estaba muerto.

Después de su entierro, se dice que los familiares de don Joaquín se dieron cuenta que el testamento había sido enterrado junto con su cuerpo, pues el traje que le habían puesto llevaban en uno de sus bolsillos el ansiado documento, por lo que procedieron a exhumarlo.

Otras versiones más folclóricas dicen que en realidad era un billete de lotería y que éste había sido premiado, pero que se encontraba también en el saco de la ropa mortuoria del actor, pero cuando se retiró la tapa del ataúd, todos se quedaron aterrorizados pues el cuerpo de Joaquín se encontraba boca abajo y el féretro estaba lleno de sangre.

Concluyeron que, al volver de ese ataque, se encontraba en el ataúd y de la desesperación se arañó la cara de angustia al saber que había sido enterrado vivo.

Aclarar que los familiares del actor desmintieron tal hecho, afirmando que Joaquín Pardavé murió de un derrame cerebral y que nunca fue enterrado con vida.

Si esto es verdad o no, sin una exhumación oficial, todo quedará por siempre, solo en leyenda.

Por cierto, su esposa “Chonita” le seguiría sus pasos al paraíso cinco años después.

Hoy en día la placa de la tumba donde reposan los restos del actor y su esposa, sigue ahí en el panteón Jardín de la Ciudad de México donde se puede leer la siguiente leyenda: “Juntos como siempre, pues así fue Joaquín y su esposa, siempre juntos aún cuando el actor estaba filmando o actuando su esposa le esperaba tras los escenarios”.

Unos días antes de su fallecimiento, en una entrevista dada a un diario de tiraje nacional se le preguntó al actor sobre su futuro profesional. Joaquín se quedó pensativo y con una sonrisa finalizó su entrevista con estas palabras proféticas: “Tenga la seguridad de que yo artísticamente sabré morir de pie, como los árboles”.

Y así fue como Joaquín partió hacía la eternidad, como todo un hombre, de pie, en la cúspide de su carrera, querido y amado no sólo por sus familiares y amigos, sino por todo el pueblo de México.

Aun hoy se le recuerda a través de su legado artístico y junto con él, reímos y gozamos del talento, buen humor y las gracias de este ejemplar y talentoso… hijo de México.

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