‘Juan Lira’ el bolero

Por: Azucena Tenorio

Casi cuatro décadas de ganarse la confianza de empresarios, comerciantes, docentes y personas de la región centro, Juan Lira es un papá que logró sacar adelante a su esposa y cuatro hijos mediante el oficio de bolero, soportando intensos calores, lluvias torrenciales e inviernos.

Juan Morales Lira de 53 años de edad, mejor conocido como “Juan Lira” es originario del rancho Presa Rodríguez en el municipio de Castaños, a los ocho años se mudó a Monclova junto a su mamá y su hermano mayor, desde esa edad ayudaba trabajando en diversos oficio para ayudar con la economía familiar, entre ellos: bolero.

Con los años se hizo de clientes frecuentes.

A su corta edad logró comprar junto a su hermano, la cama para su mamá, una estufa y otros muebles para su hogar. Viendo a sus nietos, dice que no sabe cómo le hizo para tener responsabilidades de adulto siendo solamente un niño. No tuvo estudios y siempre se dedicó a trabajar, en los años ochenta inició su labor como bolero en la plaza del Canónigo.

Tiene 39 años dedicándose a arreglar botas y zapatos de generaciones de monclovenses, así como clientes frecuentes de otras partes de la región centro. Casi al mismo tiempo que se desempeñó en el oficio, se casó con el amor de su vida, María de Lourdes Zapata García, con quien tenía pocos meses de novios.

“Vivimos enamorados”, comenta mientras una sonrisa se asoma en su rostro y sus ojos brillan, “pasamos por muchas situaciones difíciles e incluso pensamos en divorciarnos hace tiempo, pero ahora vivimos felizmente”.

Con ella procreó a cuatro hijos, dos hombres y dos mujeres, quienes ahora tienen 31, 27, 25 y 23 años de edad, aunque Juan los instó para que estudiaran y terminaran una carrera, decidieron seguir su ejemplo y buscar trabajos a temprana edad.  Los cuatro le insisten en que busque otra profesión para que cuando sea más grande, pueda tener una pensión.

“Yo lo pongo como ejemplo a mis estudiantes”, dijo Martín Lara.

“También algunos clientes me dicen lo mismo, que trate de comprar el seguro, tengo años conociéndolos y me insisten en eso. Este oficio es la bendición de Dios, uno le echa ganas atendiendo al cliente y escuchándolo, siempre dándole algo positivo a cambio”.

Son tantos años de trabajar en la intemperie, aguantando calores de hasta 48 grados e inviernos que calan hasta los huesos, pero dice preferir el frío antes que el sudor. Aunque está bajo la sombra de la silla para lustrar, usa un sombrero de y camisa larga, calzado cómodo y trata de mantenerse sano con botellas de agua o bebidas hidratantes. Afortunadamente, no le han dado golpes de calor esta temporada.

Juan pasa más de ocho horas en la plaza, de los boleros, es quien más tiene clientes y algunos acuden a dejarle sus pares de botas para luego regresar por ellos; el trato amable, la responsabilidad y el empeño que pone en su trabajo, es lo que ha generado la confianza en las personas.

Bolear unos zapatos tiene un costo de 30 pesos y si son botines o zapatos altos, el precio aumenta, tantos años le han dado clientes frecuentes y entre ellos, se encuentra Alonso Ancira Elizondo presidente del consejo de Altos Hornos de México, a quien dio sus servicios una semana antes que fuera detenido en España. Señaló que desde los años 90, el empresario lo ha solicitado en su domicilio para que boleara sus más de 50 pares de botas.

Por semana, logra reunir alrededor de mil 500 pesos con los que sacó adelante a su familia todo este tiempo, su esposa también apoya desde el hogar, vende productos como chorizo, plata y productos de belleza.

Martín Lara, docente y cliente desde hace 15 años, expresó que a veces le toca hacer fila de hasta cinco personas para que Juan le bolee sus botas, las cuales quedan igual de limpias por seis días. Prefiere esperar antes que ir con otras personas y aunque los demás boleros tengan libre la silla.

“Él tiene una gran responsabilidad y constancia en lo que hace, con los que ha brindado de seguridad a su familia. Yo lo pongo como ejemplo a mis estudiantes ya que son muy irresponsables y aunque están en una oficina con clima no quieren trabajar. Hay pocas personas que yo admiro y Juan es el mejor de los boleros”.

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