La Cabaña, un “yuki” de tradición

Por: Agencia

El término “Yuki” no se conoce como tal en casi ningún lugar de México, en la mayoría se conocen más bien como raspados. Pero no son lo mismo. El yuki que nosotros conocemos maneja mayor variedad de sabores, es más grande y tiene además una cuchara, porque no solo se bebe, el yukis también se come.

Actualmente hay tantos puestos de yukis en Monclova que sería imposible mencionarlos todos. Pero hay uno que se sigue coronando como el rey de los yukis, y son los yukis de la Cabaña, simplemente por una razón: fueron los primeros en llegar.

El derecho de antigüedad de estos yukis se remonta al año de 1957, y los padrinos del yukis son: Rosario Muñoz Hernández y Agustín Chávez Ortega. Ellos tuvieron un sueño, e hicieron lo posible por cumplirlo.

El derecho de antigüedad de estos yukis se remonta al año de 1957, y los padrinos del yukis son: Rosario Muñoz Hernández y Agustín Chávez Ortega. Ellos tuvieron un sueño, e hicieron lo posible por cumplirlo.

La historia que cuenta doña Rosario, que en la actualidad ya tiene 82 años y todavía asiste diario a atender el negocio, inicia un par de años antes del 57’:

“En Monclova no se conocía el Yuki como se conoce ahora, nosotros fuimos los pioneros en traer este producto. Ya que somos de San Luis potosí, de Cedral yo y de Matehuala mi esposo. De allá trajimos la idea.”

Llegaron aquí como casi todos los monclovenses alguna vez, atraídos por la fuente de trabajo que representaba una ciudad industrial que apenas estaba surgiendo. La familia de su esposo Agustín ya estaba viviendo en Monclova, y en una de las visitas que él realizó aquí lo convencieron a mudarse a la ciudad de la esperanza.

Actualmente hay tantos puestos de yukis en Monclova que sería imposible mencionarlos todos. Pero hay uno que se sigue coronando como el rey de los yukis, y son los yukis de la Cabaña.

“Yo tenía 20 años y él tenía 30. Empezó a trabajar aquí en Monclova vendiendo dulces de leche cubiertos de calabaza. Hasta que un día pasando por aquí me dijo, mira ese lugar me gusta para poner un negocio aunque sea pequeño. Y yo le dije, pues acércate con el dueño a preguntar. Y así empezó nuestro sueño. Él ahorraba y ahorraba. Me acuerdo que los viernes íbamos al cine, y luego nos pasábamos a cenar taquitos a El Jardín, y desde que decidió ahorrar para rentar este local ya no íbamos al cine. Ese dinero lo ahorrábamos. Así fue como logramos empezar.”

El éxito vino casi de inmediato. Cuando los monclovenses descubrieron los yukis por primera vez ya después no dejaban de consumirlos, y hasta la fecha.

Doña Rosario recuerda que en sus inicios los yukis valían centavos, entre 2 y 5, que era poco pero vendiendo hasta la madrugada lograban sacar mucho.

Con ese dinero le compró su casa por la comandancia, y también compró varios negocios aledaños al de la cabaña, y así se fueron ampliando.

“Me acuerdo que una vez hubo una tormenta muy fuerte aquí en Monclova y el viento me tumbó las láminas que teníamos de techo en el negocio. Yo me puse histérica y empecé a llorar, tanto que tuvieron que llevarme a la casa para que me tranquilizara. A partir de ese día le dije a Agustín que yo no iba a pisar el negocio de nuevo si él no me construía un cuartito bien hecho, con block y cemento como se deb. Al siguiente día empezó a construir”

El nombre de “La cabaña” cuenta doña Rosario, viene de un albergue que había en Matehuala, de donde es originario su esposo, ese lugar representaba mucho para él que por eso decidieron ponerle de esa manera.

Doña Rosario recuerda que en sus inicios los yukis valían centavos, entre 2 y 5, que era poco pero vendiendo hasta la madrugada lograban sacar mucho.

¿Cuál es el secreto de los yukis de la cabaña, Doña Rosario?

Sus mieles. Mi esposo preparaba las mejores mieles para yukis, ya que él siempre tuvo buena mano para los dulces. Ese es el secreto, una buena miel. Mi hijo aprendió a hacerlas, por eso siguen siendo tan deliciosos.

El matrimonio fundador de la cabaña tuvo un hijo: Agustín Chávez Muñoz. “Él batalló para agarrarle el gusto al negocio, pero ahorita ya es él quien lo maneja, ya que yo por mi edad no puedo, a veces ayudo pero ellos son los que lo mantienen así”

Agustín fue quien añadió al negocio variedad de bebidas como rusas y clamatos preparados. Pero lo principal siguen siendo los yukis, que hasta la fecha son visitados por cientos de monclovenses e incluso de extranjeros, es una parada oficial para conocer Monclova al cien.

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