El testimonio de un obrero de AHMSA.
Por: Mónica Meza
Rolando Llanas Partida, con 35 años de servicio en Altos Hornos de México, expresa su desconcierto y preocupación ante la posible quiebra de la empresa, dejando a miles de trabajadores en la incertidumbre.
Rolando Llanas Partida, de 58 años, es uno de los miles de trabajadores que han visto su vida dar un giro drástico ante la crisis que atraviesa Altos Hornos de México (AHMSA). Durante 35 años, Rolando laboró incansablemente en esta emblemática siderúrgica, un pilar económico en la región. Su trabajo no solo le permitió mantener a su familia, sino que también le dio la oportunidad de concluir una carrera profesional. Sin embargo, hoy enfrenta una realidad devastadora: la empresa que le dio tanto está al borde de la quiebra.
"Me entristece profundamente escuchar hablar de una quiebra total," confiesa Rolando, con voz cargada de emoción. "Fueron décadas en las que vivimos buenos tiempos gracias a esta siderúrgica. AHMSA benefició a muchas familias; es un momento crítico y triste para todos nosotros." La incertidumbre ha crecido con cada día que pasa, y la esperanza que alguna vez albergó de que todo fuera solo un mal sueño se desvanece poco a poco.
A pesar de la difícil situación, Rolando ha hecho todo lo posible por mantenerse a flote. "He tenido que hacer un sinfín de cosas para sobrevivir. Todavía confío en que el Gobierno Federal y los representantes sindicales pronto nos den buenas noticias", comenta. Su vida ha cambiado drásticamente; su familia tuvo que emigrar, mientras que él se quedó para seguir luchando. Con su oficio de electricista especializado en AHMSA, ha trabajado como electricista, soldador, en la construcción, y hasta en mudanzas, buscando desesperadamente un empleo formal que parece cada vez más esquivo.
Con solo dos años más para culminar su vida laboral, Rolando se encuentra en una situación especialmente vulnerable. "Siempre he buscado la manera de terminar mi ciclo y asegurarme una pensión digna, pero las circunstancias actuales me han dejado muy expuesto", añade con un tono de preocupación.
La solidaridad de su familia ha sido un pilar en estos tiempos difíciles. "Mis hijas, todas con estudios –una licenciada en educación, otra en contaduría y la tercera abogada–, se han ido a otras ciudades para seguir trabajando. Ellas también han sido afectadas por la crisis de AHMSA", explica Rolando, destacando el impacto intergeneracional de la situación.
Uno de los aspectos que más añora de su tiempo en AHMSA es la camaradería que forjó con sus compañeros de trabajo. "Lo que más me gustaba era la familia que hicimos ahí. Todos éramos muy solidarios. Pero cuando empezaron las dificultades en la empresa, todo cambió. Los equipos de seguridad escaseaban, ahora muchos de mis compañeros tuvieron que mudarse, cambiar de número. Perdimos el contacto," comenta con nostalgia.
Rolando también reflexiona sobre el impacto emocional que esta crisis ha tenido en los trabajadores. "Es triste ver cómo esta situación ha afectado emocionalmente a tantos compañeros. Algunos han fallecido de infartos, afectados por la tensión. Mi mensaje para el resto de los compañeros es que sigan adelante, que le den seriedad a su trabajo actual, el que sea, porque de eso depende tanto su situación económica como su estabilidad emocional."
Finalmente, si tuviera la oportunidad de dirigirse a las personas responsables de esta crisis, Rolando les diría: "Si van a manejar una empresa industrial, que lo hagan con responsabilidad. Los trabajadores son lo más importante; ellos son los que sacan adelante la producción. No se puede permitir que, por un capricho o una mala administración, se afecte a miles de personas."
La voz de Rolando Llanas Partida es un eco de la desesperación y la incertidumbre que resuena en miles de hogares de Coahuila, donde la sombra del colapso de AHMSA amenaza con destruir lo que generaciones han construido.