Lucía Pacheco regresa a República Dominicana tras repatriación en Frontera

Lucía Pacheco, migrante dominicana, regresa a su hogar tras un largo proceso de apoyo.

Por: Carolina Salomón

La Casa de Ayuda Humanitaria "San Juan" logró la primera repatriación, con el traslado de Lucía Pacheco Placencia, migrante originaria de República Dominicana, quien este martes emprendió su regreso a Santo Domingo con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

A sus 54 años, Lucía vivió uno de los días más significativos de su vida. Después de pasar dos años en un refugio adscrito a la Iglesia Verbo Encarnado, en la colonia Occidental, en el municipio de Frontera, finalmente pudo reencontrarse con su país y el calor de su familia.

Su despedida estuvo marcada por abrazos, cantos y muestras de cariño de quienes la acompañaron durante este duro trayecto.

Entre porras de "Luci hermana, ya eres mexicana" y visiblemente emocionada, Lucía subió a la unidad de la OIM que la trasladó para iniciar su retorno. Entre lágrimas, agradeció a quienes la brindaron apoyo.

 

Una vida marcada por un accidente que cambió su destino. En noviembre del 2023, la vida de Lucía dio un giro devastador cuando, durante su paso por México, específicamente en la colonia Elsa Hernández, del municipio de Frontera, sufrió un accidente en el tren que la dejó con ambas piernas amputadas.

Viajaba en un vagón cargado de varilla e intentó pasar a otro cuando resbaló; al intentar sostenerse, el tren la arrastró, provocándole lesiones fatales.

La ambulancia llegó a tiempo y fue trasladada al Hospital Amparo Pape, donde los médicos le dieron pocas esperanzas debido a la gran pérdida de sangre. Su supervivencia fue considerada un milagro.

Lucía había salido de Venezuela, país donde vivió desde los 12 años, con la esperanza de llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades para sus hijas: Nataly (34), Arlenis (29) y Catherine (28).

Su recorrido incluyó Honduras, Guatemala, Costa Rica, Panamá y México, enfrentando condiciones extremas, despojos y riesgos propios de la ruta migrante.

Aunque nunca sufrió abusos sexuales, sí fue víctima de robos y malos tratos, además de enfrentar lluvias, frío, calor extremo y días interminables caminando.

 

Tras el accidente, Lucía encontró cobijo en la Iglesia Verbo Encarnado, donde vivió dos años bajo el cuidado del padre Paulo Sánchez Valencia, a quien describe como "un ángel protector".

En ese periodo aprendió a realizar peinados, colaboró en labores de limpieza y se integró a las actividades del refugio mientras buscaba resignificar su vida.

En entrevista concedida en mayo a La Voz de Monclova, Lucía compartió: "Gracias a Dios he tomado las cosas con calma, pero hay veces en que me levanto deprimida, melancólica, pensando en la familia... Dios es muy grande, y el padre Paulo ha sido como un ángel para mí, y sé que un día regresaré con mi familia".

Aunque mantuvo contacto con sus hijas y nietos por videollamadas, su mayor anhelo siempre fue un abrazo de su familia, volver a sentir la risa de los pequeños y reencontrarse con sus raíces.

 

Ayer, entre aplausos y oraciones, Lucía inició su viaje de vuelta a Santo Domingo gracias a las gestiones de la Casa de Ayuda Humanitaria "San Juan" y la OIM.

Su historia refleja la vulnerabilidad de los migrantes, pero también la fuerza, solidaridad y humanidad que pueden surgir en medio de la adversidad.

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