Y sus orígenes nigropetenses
Por: Yolo Camotes
Marilyn Monroe es uno de los nombres y rostros más populares de la historia del cine. Su imagen inmortalizada, es básicamente sinónimo de glamour y belleza.
Marilyn representa el último símbolo sexual que capturó la imaginación de los norteamericanos y del mundo entero, colocándola en el estatus de superestrella y definiendo a toda una generación.
Pero poco o nada se habla de las raíces mexicanas de esta superestrella, por eso en este especial les presentamos: Marilyn Monroe, la rubia más mexicana.
El verdadero nombre de Marilyn Monroe fue Norma Jean Mortenson, nació el 1º de junio de 1926 y fue hija de Gladis Monroe Baker y Edward Mortenson.
Marilyn nunca estuvo en contacto con su padre ya que su madre, siempre le dijo que había fallecido en un accidente de tráfico, lo que realmente ocurrió, pero hasta el año de 1980, sin que ella supiera de su existencia.
Gladis lo abandonó sin decirle que está embarazada y solo se enteraría que tenía una hija muchos años después cuando Gladis quiso reclamarle una pensión alimenticia ante un juzgado. Marilyn, la actriz, no tuvo una imagen paterna sólida, ni cercana.
RAÍCES MEXICANAS
Mucho tiempo atrás, los abuelos maternos de Marilyn en busca de nuevas oportunidades, decidieron emigrar a México huyendo de la sequía que en 1890 azotó el medio oeste de los Estados Unidos.
Otis Elmer Monroe y su esposa, Della Mae Hogan, abuelos de Marilyn Monroe, se establecieron en la ciudad fronteriza de Porfirio Díaz, hoy conocida como Piedras Negras, Coahuila.
La familia rápidamente se acostumbró a la vida del norte de México, gracias a esto, prosperaron en la ciudad y construyeron vidas dignas abrazando tranquilamente la cultura fronteriza mexicana.
Gladis la madre de Marilyn nació en el año de 1902 y su hermana Marion tres años después. Crecieron hablando inglés y español, totalmente asimiladas en la vida norteña mexicana a lo largo de la frontera.
Gladis, mexicana de nacimiento, desafortunadamente desde temprana edad sería diagnosticada con esquizofrenia paranoica, por lo que la relación con su futura hija Marilyn estaría marcada por la tragedia.
El 13 de junio de 1926, Gladis Baker ya con 24 años, llevaría a su hija Norma Jean Mortenson (Marilyn) de tan sólo de dos semanas de edad, a la casa para padres adoptivos temporales en California.
Ahí comenzaría una larga historia de encuentros y desencuentros, pues mientras Gladis luchaba con su enfermedad, al mismo tiempo albergaba la ilusión de encargarse en el futuro de su hija.
Tuvo dos hijos más, Robert y Bernice; el primero se quedaría con su padre y moriría muy joven a causa de un problema renal; Bernice en cambio, lograría mantener una buena relación con su hermana Marilyn.
En algún punto de su ascendente carrera, Norma adoptó el nombre artístico de Marilyn Monroe y en medio de este glamour decidiría también volverse huérfana ante la opinión pública.
En el año de 1952 y en la cúspide de su carrera, un reportero decidió investigar su vida encontrando que no era huérfana, que sí tenía padres y que además su madre padecía de sus facultades mentales.
La historia verdadera saldría a la luz: la bella actriz rubia, había sufrido abusos sexuales y físicos en los distintos lugares donde había residido con padres adoptivos.
Hasta que Marilyn tuvo siete años de edad, sus padres adoptivos además de abusar de ella física y sexualmente la golpeaban y discriminaban con frases racistas al decirle que no era más que una “perra mexicana” ya que su madre había nacido en México, no obstante que los abuelos de Marilyn eran estadounidenses.
Uno de los episodios menos conocidos de Marilyn fue cuando vivió un fugaz romance con el joven guionista y director de cine, el mexicano José Bolaños Parado. Marilyn tenía 35 años de edad y el 26.
Se conocieron en una ocasión que Marilyn viajó para comprar muebles para su nuevo hogar en un bazar de la Ciudad de México, donde conoció a José Bolaños, un joven productor y escritor.
Durante esta visita recibiría serenatas de mariachis y disfrutó además de los típicos tacos al pastor. Emilio “El Indio” Fernández le organizaría un coctel en su casa y ella aprovechó para visitar las pirámides de Teotihuacán. También posaría gustosa en un traje de china poblana.
Cuando un periodista le preguntó en inglés si podía enamorarse de un actor mexicano, ella en un español impecable le respondió: “Y por qué un actor? con un mexicano basta”.
Bolaños y la rubia dorada tuvieron una loca aventura amorosa huyendo a Acapulco, lugar que era visitado por personajes y parejas en amorosas de aquella época como Elvis Presley, Elizabeth Taylor y Richard Burton.
Bolaños enamorado viajaría a los Ángeles para acompañarla a la ceremonia de los Golden Globes de 1962. Los chismes de Hollywood no se hicieron esperar, hablando sobre este amante latino.
Pero estas relaciones tenía algo que no le gustaba el Gobierno de los EU, y esto eran los nexos de Bolaños con el Partido Comunista Mexicano, así como también comunistas españoles.
Aquellos tiempos eran delicados, la Guerra Fría estaba en su apogeo, además dado los lazos políticos y afectuosos que mantenía con las más altas esferas estadounidenses, en especial con John F. Kennedy en aquel entonces presidente de los Estados Unidos, Marilyn era vigilada constantemente, incluso sus conversaciones telefónicas fueron objeto de espionaje por parte de los servicios secretos estadounidenses.
Se dice que el producto de este espionaje fueron piezas clave para el supuesto suicidio que terminaría con la vida de Marilyn.
En una muy rara entrevista que José Bolaños dio años después, en la cual aún se le veía visiblemente entristecido, declaró: “Una noche antes de que Marilyn muriera, me llamó por teléfono para decirme que estaba cansada, que ya no podía más, que al día siguiente tomaría un avión y se iría definitivamente de los Estados Unidos para así estar los dos juntos, lejos de todo, de chismes, de intrigas, de un mundo falso, además de que había muchas cosas que quiere decirme, pero que no podía hacerlo por teléfono. Yo hasta el día de hoy, no creo lo que dicen que mi Marilyn se haya quitado la vida, más cuando ella tenía tanta pasión por la vida”.
Discretamente Marilyn trataría de recordar su herencia mexicana, la cual mantuvo en secreto del público por muchos años. Ella hablaba español, aunque no de manera fluida. En sus múltiples viajes a nuestro país se hacía pasar como quien no lo hablaba, pero entendía casi perfectamente.
Eran tiempos en los cuales el racismo en Hollywood era muy marcado, los mexicanos que intentaban incursionar lo hacía solo en pequeños papeles secundarios, por lo que bajo el consejo de su manejador artístico, ella ocultó parte de su herencia latina.
Esta omisión, de la cual ella no estaba de acuerdo, le ayudaría a conseguir a convertirse en el icono que recordamos hoy.
Marilyn más tarde en su carrera, cansada de tener que aparentar lo que no era, crearía su propia compañía productora que le permitiría hacerse cargo de su propia carrera, así como de su imagen.
Ella se sentía tan cómoda en México, que, en el año de 1961, presentaría una demanda de divorcio de su entonces esposo Arthur Miller, ante un juzgado en Ciudad Juárez. Fue a partir de ese momento que ella comenzaría a abrirse más a su herencia mexicana viajando constantemente a México especialmente a Baja California y Ciudad Juárez donde acompañada de Frank Sinatra y Dean Martin se les veía en cantinas de aquellas localidades.
Cuando Marilyn estaba en México, literalmente se sentía como en su casa, incluso llegó a visitar a Luis Buñuel en el set del Ángel exterminador donde conocería a Silvia Pinal.
A pesar de no haber nacido en México, abrazó fuertemente sus raíces, pasando una gran parte del tiempo en territorio mexicano y dejando de ser turista para reclamar su herencia mexicana.
Tal vez lo hubiera hecho de manera más abierta de no haber muerto tan trágicamente el 4 de agosto de 1962 a los 36 años de edad, cuando supuestamente se quitaría por la vida.
Hay varias importantes inconsistencias en el supuesto suicidio, así como el forense que realizó la autopsia del cuerpo declaró que tenía varios hematomas consistentes con una manipulación forzosa del cuerpo y en especial una herida de jeringa.
Incluso su estómago no presentaba ninguno de los barbitúricos que decían se había tomado, pero si una gran cantidad de éstos se encontraban directamente en su intestino.
Sería una tarea un tanto larga y engorrosa para alguien que se quiera quitar la vida, vaciar el contenido de 200 pastillas de una por una y desapareciendo las cápsulas para jamás ser encontradas y después aplicarse a sí misma un enema con el contenido químico de las cápsulas.
Ello sin contar que su habitación, aunque contaba con baño, estaba reparación y no había agua en el mismo, agua que necesitaría para beber todas las pastillas necesarias.
El porqué de su suicidio o muerte “voluntariamente a fuerzas”, hay muchas teorías, desde que conocían secretos de estado que podría haber revelado, otros que por depresión.
En la última sesión fotográfica en vida de Marilyn, el fotógrafo George Barris, tomó sus últimas imágenes de ella en las playas de Malibú, en estas llevaba un suéter hecho en México, el cual había comprado en su viaje a la capital del país a principios de ese año.
De entre todas sus ropas de seda fina de última moda de los diseñadores más caros y exitosos, esta sencilla prenda hecha en México se ha convertido en su más preciada pieza de ropa.
Incluso en su lecho de muerte, junto a ella estaba un cántaro de barro para agua que había traído de México y del cual ella decía que como ese sabor, no había ninguno que más le gustará. Su casa estaba repleta de muebles y artículos de decoración de origen mexicano.
Marilyn no sólo fue una cara bonita, sino que mostró a las mujeres de su generación que ellas pueden y deben ser seguras de sí mismas.
Ella a lo largo de su carrera no dejaba que le asignaran papeles de mujer tonta o ingenua, incluso marchándose de la filmación sí no se respetaba esta condición, rompiendo los estereotipos imperantes en la época.
Ella le mostró a la sociedad que las mujeres no tenían que ser modelos y muñecas de ensueño para alcanzar el éxito.
También fue una de las primeras defensoras de los derechos civiles, pues cuando en alguna ocasión se enteraba que algún club no quería contratar a un artista afroamericano o de ascendencia hispana, ella misma llamaba a los dueños de los clubes para pedirles que los contrataran.
Su vida fue de dolor y sufrimiento, pero también de grandes momentos de felicidad, y aunque no fue mexicana de nacimiento, a través de sus raíces ancestrales y más importantes de corazón, sí lo fue…