Mis pacientes me necesitan

Por: Azucena Tenorio

"No iba a dejar de trabajar, mis pacientes me necesitan más que nunca", externó Cindy Rodríguez Silva, originaria de Monclova y es reumatóloga en Kansas, Estados Unidos. Consideró que la motivación nace del miedo y de las ganas de cambiar el rumbo de la historia de la pandemia.

En entrevista para Periódico La Voz, contó un poco de su historia, estudió su carrera en la Universidad De Monterrey (UDEM), su internado médico lo hizo en San Antonio a los 23 años y de ahí salió, decidió revalidar sus estudios médicos en Estados Unidos y tomar los cursos necesarios.

Esto la llevó a aplicar una especialidad médica de medicina interna en el Hospital Universitario San José en Paterson, Nueva Jersey. Luego decidió hacer la subespecialidad en Reumatología en el Centro Médico Albert Einstein de Filadelfia.

Lleva 10 años en el extranjero, aunque en un principio su deseo fue tener una mejor preparación para poder regresar a brindar un mejor servicio en México, diversas situaciones la llevaron a quedarse más tiempo, actualmente trabaja en el Centro Médico Stormont Vail ubicado en Topeka, Kansas.

Su esposo Jorge Uribe es cirujano general y de trauma en el mismo centro médico, tiene un hijo de 3 años de edad, es un guerrero y es súper inteligente. A pesar de las precauciones que tienen con él y los cambios de la pandemia, se ha logrado adaptar más rápido que muchos adultos.

"La medicina es la mejor decisión de mi vida, yo no vengo de padres médicos pero si de una familia que me ha apoyado siempre en todo y se ha esforzado por darme la mejor educación. Estaba destinada a ser reumatóloga, tuve excelentes mentores y si algo me apasiona es que está en constante cambio".

Cindy ha atendido a pacientes jóvenes con enfermedades autoinmunes que puede ayudar a llevar una vida “prácticamente normal” y como en todo, hay casos que son un reto por la severidad. Decidió ayudar a gente de todas las edades con enfermedades poco comunes, considera que necesitan más reumatólogos tanto en México como en Estados Unidos.

Decidió no abandonar a sus pacientes

A sus 33 años de edad, la pandemia la ha enfrentado a miedos con los que jamás había imaginado, sobre todo por la incertidumbre la incertidumbre que esto con lleva. La especialista tenía claro que no iba a dejar de trabajar, atiende a pacientes inmuno suprimidos que la necesitan más que nunca.

"Al mismo tiempo tengo una familia que tengo que cuidar, así que ha sido difícil balancear todo. El mantener la mente fuerte es lo que más ha ayudado, hacer ejercicio, comer sano, y por supuesto tomar medidas como mascarilla, lavado de manos contante, vitamina D y Zinc".

No tuvo una preparación para enfrentar el Covid-19, sino que fue sacando fuerza conforme la fue enfrentando.

Lo más difícil ha sido no ver a su familia, después el enseñar a su hijo el uso constante de mascarilla y ver que dadas las medidas preventivas, el se ha limitado a experiencias normales de cualquier niño.

En el ámbito profesional, lo más difícil es educar a los pacientes que dicen que “el COVID no existe” o bien que “ya tuvieron y no pasó nada”, sin saber que quizá infectaron a gente que ahora está muerta.

"Gracias a Dios no me he contagiado pero mi esposo sí y fueron dos ocasiones muy duras, tuvo fiebre y el especialista de enfermedades infecciosas nos ayudó a manejar el caso, después de dos pruebas negativas pudo salir"

Pero el temor más grande es contagiarse y no poder hacerse cargo de su hijo, el contagiar a alguien de su familia o bien un paciente suyo que sea susceptible. El resto de su familia le ha pedido que deje de trabajar, pero no su esposo, quien la apoya en todo desde que eran estudiantes.

El miedo es el principal motor

Cindy consideró que la motivación nace del miedo y de las ganas de cambiar el rumbo de la historia de la pandemia.  Se necesita parar la propagación para crear un futuro mejor para su hijo y los de los demás.

"Necesitamos una mejor calidad de vida para nuestros abuelos, necesitamos dejar de vivir con miedo"

A pesar del distanciamiento que hay entre sus compañeros, pues sin duda ha sido un ambiente tenso, pero todos se apoyan mutuamente para hacer el trabajo más ligero, y el hospital les ofrece un apoyo increíble, no solo en cuanto a material médico sino también les da opciones de telemedicina.

En el hospital donde trabaja no se han registrado decesos de compañeros, pero sí de colegas con los que se entrene y compartió grandes experiencias, además de otros que se encuentran en cuidados intensivos, afectados severamente por la enfermedad.

Es responsabilidad de todos

La ignorancia existe en todos lados, señaló la doctora, los gobiernos lo han manejado diferente y eso obliga a  las personas a seguir las reglas, pero también están los que usan la mascarilla debajo de la nariz o mostrando con el labio superior.

Peor, las personas que hacen berrinche para entrar en la tienda sin mascarilla, lo cual no está permitido. El uso de la mascarilla es para evitar la exposición con el propósito de salvar vidas, va cubriendo la nariz y boca, como la mascarilla de oxigeno en el hospital, dijo.

Rodríguez Silva externó, es sencillo, el sacrificio es quedarse en casa y usar mascarilla para salir, la ciudadanía debe pensar en quienes a veces no pueden llegar a casa para no exponer a sus seres queridos.

"Es responsabilidad social no minimizar los daños de esta pandemia, todos tenemos un ser querido susceptible y si, la re infección existe. Los números no mienten y tenemos que acabar con esta pandemia".

Pidió el apoyar con recursos a los médicos de Monclova, son sus colegas y para ella son unos héroes. Ella lo hace a la distancia, ya sea comprar boletos de rifas de automóviles o artículos, con el fin de lograr donaciones de mascarillas y equipos médicos a quienes están de frente al enemigo.

La primera monclovense con la vacuna contra el Covid-19

Recientemente, a Cindy le aplicaron la vacuna creada por Pfizer, el único efecto secundario ha sido un poco de dolor en el sitio de la inyección.

Se encuentra en mayor riesgo de contraer el virus, tiene 5 meses de embarazo, sin embargo, la vacuna está recomendada por el Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia a pesar de que las embarazas se excluyeron de los estudios, dado que el riesgo de enfermedad severa es mayor que en riesgo por algún efecto adverso en la vacuna.

Consideró que la vacuna le da una protección extra, pero no quiere decir que dejaría la mascarilla, la protección es del 90 por ciento. Y aunque de igual forma pudiera contagiarse, las probabilidades de una infección severa son menores.

"Una especialista de enfermedades infecciosas, colega mía, dice que la vacuna es como que alguien te ofrezca “un súper poder” eso no lo puedes rechazar".

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