Por: Agencia
El Sereno, eran los encargados nocturnos de vigilar las calles de Monclova, que tenía entonces un regular y escaso alumbrado, y la frecuencia de los rondines le servía también a los vecinos como el indicador puntual para tomar la hora. Se popularizaron mucho en la segunda mitad del siglo diecinueve, dependían de un Cabo y recorrían la población desde las 10 de la noche y hasta las 4 de la mañana. Siempre que algún Sereno hiciera señal de advertir ladrones o cualquier cosa que necesitara auxilio, accionaban el silbato que para el caso portaban, y así poder hacerse presentes los refuerzos necesarios. Cuando era sorprendido algún Sereno, ebrio cometiendo cualesquier desorden o no cumpliendo con su deber, lo retenían en la cárcel municipal y el mismo Cabo se encargaba de la vigilancia, cubriendo su turno correspondiente. A las 8 de la mañana se daba parte diariamente por escrito o de palabra al Presidente Municipal de las novedades ocurridas durante la noche.