A pesar de recibir apoyo ocasional, José Juan fue víctima de robos y vivió en condiciones extremas.
Por: Carolina Salomón
Durante gran parte de su vida, José Juan García Cárdenas enfrentó la soledad, la discapacidad y el abandono, una realidad marcada además por la adicción al alcohol.
De aproximadamente 50 años de edad, fue un hombre que vivió prácticamente solo, sin hijos y, presuntamente, sin una red familiar cercana que lo acompañara, pasando buena parte de su existencia en las calles.
Su condición de salud se fue deteriorando con los años. Presentaba una discapacidad que le dificultaba caminar, derivada de complicaciones por ácido úrico en las piernas, lo que en sus últimos años de vida lo obligó a utilizar una silla de ruedas.
Esta situación lo convirtió en una de las figuras habituales del espacio público, particularmente en la Plaza Juárez del Pueblo, sitio que durante meses fue su refugio y hogar.
Cada temporada invernal, cuando el frío se intensificaba, elementos de Protección Civil acudían para trasladarlo al albergue y resguardarlo de las bajas temperaturas.
Incluso, hace aproximadamente dos semanas había sido llevado nuevamente, tras presentar un cuadro de hipotermia y desnutrición, por lo que recibió atención médica.
Posteriormente, y al mejorar las condiciones climáticas, fue dado de alta, regresando al lugar que ocupaba de manera habitual. Sin embargo, un nuevo descenso de temperatura sorprendió la madrugada en la que el frío se hizo más intenso. En esa ocasión, José Juan no aceptó el traslado al refugio, aunque sí recibió apoyo con cobijas. Las condiciones extremas terminaron por cobrarle la vida.
De acuerdo con comerciantes y lavacoches de la zona, algunas personas solían llevarle comida o dejarle algunas monedas para apoyarlo. No obstante, en varias ocasiones fue víctima de robos, ya que le quitaban el poco dinero que lograba reunir, y cuando al fin tenía una buena cantidad ahorrada se compraba alcohol.
Quienes lo conocieron coinciden en que era un hombre de pocas palabras y reservado sobre su pasado. Aunque se supo que sí tenía familia, esta no se encontraba cercana ni presente en su día a día.