Raquel Garanzuay acude cada año a la iglesia Santiago Apóstol para renovar su promesa de fe.
Por: Adriana Cruz
La mañana de este jueves, Raquel Garanzuay Coronado acudió a la iglesia Santiago Apóstol para renovar su promesa de fe y agradecimiento a la Virgen, tradición que cumple cada año y que se ha convertido en un acto de fortaleza espiritual para ella y su familia.
En esta ocasión, llevó un ramo de rosas, símbolo de gratitud y esperanza.
Raquel visita el templo o el santuario de manera constante y también participa en la peregrinación anual, movida por un motivo profundo: pedir por la salud de su esposo, Francisco Sierra Díaz, quien enfrenta complicaciones médicas tras la amputación de sus piernas y un derrame cerebral que lo mantiene en un proceso de recuperación prolongado.
"Vengo con mucha fe, pidiéndole a la Virgen que siga mejorando. Dentro de lo difícil, bendito sea Dios, seguimos adelante", expresó. La devota señaló que ha sido la oración diaria la que ha sostenido a su familia en medio de la adversidad.
Raquel comparte que cada día encomienda a Dios y a la Virgen la vida y recuperación de su esposo, confiada en que ese acompañamiento espiritual los ayuda a sobrellevar cada jornada.
"Es la fe que tenemos, y gracias a Dios nos ha concedido seguir avanzando. Aquí andamos", afirmó.
Pese al trabajo, las responsabilidades y el cuidado permanente que requiere su esposo, Raquel asegura que nunca deja pasar el año sin acudir a su cita con la Virgen. Para ella, entregar un ramo de rosas y permanecer unos minutos frente a la imagen es un acto que renueva el ánimo, fortalece el espíritu y mantiene viva la esperanza.