Vive indigente en busca de felicidad

Por: Mónica Meza

“Lo único que me falta es ser feliz”, señaló Gerardo Martínez Reyes quien se ha quedado sin casa, es discapacitado y está viviendo temporalmente en el albergue de Protección Civil.

Tiene 58 años y luce descuidado, su pelo y su barba han crecido mucho, ni siquiera se ha aseado, está en una silla de ruedas, porta una chamarra que le regalaron y un pantalón roto.

Tiene varios días en el albergue desde que empezó el frío, no sabe qué va a hacer en Navidad, señala que lo más seguro es que se la pase solo y triste “o posiblemente me la pase con un camarada, pero no sé”, comentó.

Vivió en Estados Unidos hasta que lo pescó Migración, después vivía por la clínica 86 en una vivienda de lámina, pero se quedó sin trabajo, era velador y desocupó la que fue su casa, el año pasado tuvo un accidente, se quedó dormido en el municipio de Nava y ahí se le quedó prensada la pierna, la perdió.

No tiene hijos, nunca se casó y aunque asegura que es de una familia de buena posición económica está peleado con ellos por diferencias, por la manera de ver la vida, las vanidades y el dinero.

“No puedo trabajar, pero gracias a la gente ahí sale para comer, la gente me da dinero, me ayuda”, comentó.

Le gustaría terminar la preparatoria y estudiar una carrera para demostrar a sus hermanos que él puede solo, que siempre ha podido solo.

“Me hace falta ser feliz, tener mis estudios y ya con eso el día en que Dios me quiera recoger, pero quiero demostrar que no soy ningún parásito”, comentó.

Sueña con terminar sus estudios, se siente capaz pero no lo ha hecho por falta de recursos económicos, menciona que esto es lo único que le falta para morir en paz.

‘Me hace falta ser feliz’

“Me hace falta ser feliz, tener mis estudios y ya con eso el día en que Dios me quiera recoger, pero quiero demostrar que no soy ningún parásito”.

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