Yuriko: Cumple sueño ‘de puntitas’

Por: Agencia

El pasado miércoles 28 de febrero se celebró el día del bailarín. En Frontera existe una Academia de Danza Clásica con una ideología muy particular. La maestra y fundadora del lugar Yuriko Martínez Hernández nos cuenta más sobre su experiencia como bailarina y maestra.

¿Cómo iniciaste en el ballet?

Siempre quise ballet, siempre me gustó. Pero aquí en Monclova no había, y la única que había estaba muy cara. Cuando viví en Monterrey busqué pero ya no aceptaban grandes.

Empecé a bailar ya grande, a los 22 años. Estaba en la universidad en Saltillo haciendo mi carrera de música y había en la UAC talleres, yo iba a esos talleres. Yo iba a empezar de cero, nunca había bailado ballet, como no me quisieron empecé a bailar flamenco en esos talleres. Después estuve en la UAC dos años haciendo puro ballet y luego pasamos a puntas, pero en la UAC no lo hacían así que tuve que irme a una academia particular. Llevaba las dos cosas, clases en la UAC y en la academia privada.

Su ideología es enseñar la técnica de la Danza Clásica con buenas bases y fundamentos.

Después, tuve la oportunidad de hacer la carrera de maestra y me salí de música. Abandoné la carrera de violinista para hacerme maestra de ballet.

¿Por qué volviste a Monclova?

Ya tenía 12 años fuera de casa, ya no pude continuar con la carrera de Música y me tuve que regresar. Lo que siempre me ha gustado de ballet, es que puedo trabajar de eso, primero estuve de asistente de maestra de ballet y me sirvió mucho, y ya para el año ya estaba dando clases. Empecé a trabajar en más academias, fue algo bien rápido. Me gustaba tanto que yo le dedicaba todo mi tiempo. Yo siempre estuve dispuesta porque me gustaba y quería aprender. En seguida, después de graduarme al siguiente día me regresé a Monclova, por varias razones pero además estaba enferma, tenía anemia, mi cuerpo ya no me permitía dar clases, era mucho el desgaste.

Me regresé y estuve en recuperación seis meses, y empecé a trabajar en Monclova para una academia reconocida de aquí, hasta hace un año.

¿Has participado en algún festival tú como bailarina?

Me dedico completamente a la docencia, desde que entras a la carrera de maestra te olvidas de tu carrera como bailarina y te dedicas solo a eso. Solo una vez participé en El Cascanueces. Pero no como bailarina, solo era un baile de carácter. Fue la única participación que pude hacer, por estar enseñando a las niñas que iban a ser las principales en el baile. No podía irme a ensayar lo mío.

¿Sientes que el ser de Monclova fue un obstáculo en algún momento para tu carrera artística?

Pues sí te limita, te limita porque si no tienes dinero tienes que pagar lo que cuesta vivir en otra ciudad. A veces sí me siento un poco triste porque quiero bailar, y todavía puedo bailar si yo me propongo, pero como maestra ya es un poco difícil porque estás al pendiente de otros grupos. Pero yo siento que lo logré, de una forma u otra, siempre lo busqué y si tú siempre lo buscas por más que te digan que no, porque a mí siempre me dijeron: NO, ya estás bien vieja. Tanto en el ballet como en la música, me decían: ya estás bien vieja, esto no es para ti, ya mejor regrésate, no lo hagas, nunca vas a ser nada. Siempre estuve en contra, pero es solo que tú lo quieras y te lo propongas y ya. Que busques la salida. Claro que cuesta más, cuesta más que a alguien que a lo mejor vive en Monterrey, o que vive en Ciudad de México y que tienen el dinero.

“A mí me gustaba y yo lo hacía. A lo mejor algunas veces lastima y duele, pero sigues adelante porque es lo que amas”.

¿Entonces esto es cuestión de tener dinero?

No es tanto eso, porque yo he conocido a niñas en Monclova que tienen dinero pero no las dejan crecer. Se quedan solo en academias aquí. Y si tú quieres hacer algo lo tienes que aprender bien, eso yo lo aprendí con el violín. Si tú dices yo voy a ser violinista o bailarina o pintora, tienes que aprenderlo bien, con un maestro, que te de la pedagogía que te de la estructura, las bases bien. Porque yo aprendí aquí violín, y mi maestro no estudió y cuando llegué a la escuela de Música me dijeron que tenía que empezar de cero. Si su meta es ser profesional debes aprender la técnica bien. Cuando llegué a la escuela de Música tuvieron que corregirme y limpiarme todo lo malo que llevaba aprendido de violín. Estuvo bien haber llegado desde cero al ballet. Yo como maestra veo que muchas niñas vienen con la memoria muscular ya atrofiada, y corregirlo es difícil.

Qué viene en el futuro para Yuriko?

Quiero que crezca mi academia, o donde sea que termine trabajando, pero que esto se haga más grande y que más personas tomen conciencia que las cosas deben hacerse bien.

Muchas veces me han dicho que yo estoy regalando mi trabajo pero yo recuerdo lo difícil que fue para mí y quiero hacer el camino más fácil para las niñas. Yo sufrí en su momento. Quiero que más niñas sepan que hay que hacer las cosas bien, formar un grupo de danza y enseñarles desde cero qué es la danza clásica, porque no saben la diferencia entre danza clásica, contemporáneo y jazz. Son muy diferentes los tres. Me encantaría que en Monclova se pudiera abrir una compañía a lo mejor pequeña pero que se acerque a esta meta. Obviamente seguir capacitándome. Yo creo que sí se puede, todo se puede, es cuestión de planearlo.

Yuriko actualmente es maestra y fundadora de la Academia de Danza clásica ubicada en la ciudad de Frontera.

Me gustaría que esto siga creciendo, ahorita son poquitas niñas, pero creo que están las que tienen que estar.

¿Cuántas niñas asisten a la Academia? Ahorita son solo nueve.

Entonces haces esto por amor al arte, ¿sientes un compromiso de abrirle las puertas a las niñas y ofrecerles una oportunidad que tú en su momento no tuviste?

Sí, es eso. Me gusta tanto que cualquier persona que le guste el ballet la invito a que venga. Tuve el sueño frustrado de no ser bailarina por haber empezado muy grande, por eso decidí ser maestra, ahora hay que darle la oportunidad a las nuevas generaciones. La academia está empezando, a lo mejor no tiene las mejores instalaciones, pero eso no importa tuve una maestra que nos ponía el ejemplo de Cuba, allá tienen a los mejores bailarines latinos y las escuelas allá no tienen duela, son solo maderas improvisadas, no tienen espejos ni el súper salón ni espejos, pero a veces la comodidad no importa, sino cuántas ganas le echas, yo les digo a mis alumnas esto y ellas se están esforzando bastante. Es eso, la actitud que ellas tengan, y lo que nosotros podamos decirles, y apoyarlas y motivarlas.

Enseñar siempre ha sido su pasión, quiere compartir lo que a ella tanto trabajo le costó.

¿Qué crees tú que el ballet le enseña a una niña, más allá de lo físico?

El ballet es una disciplina, y yo creo que es una de las más estrictas. Recuerdo una vez que me regañaron por traer sucias las zapatillas. A lo mejor hay muchos mitos sobre el ballet, que tienes que ser muy delgada, no es tanto eso, es cuidar tu cuerpo, porque es tu instrumento. Para mí, en la academia, es más importante que se esfuercen por hacer bien las cosas. Eso sí les ayuda a aprender que en la vida para lograr algo hay que esforzarse.

Para mí esta carrera me enseñó muchas cosas, por la edad que tenía, oposición de mi familia fui en contra de todo eso. Entonces, de que enseña algo, sí enseña. La disciplina es lo primero que enseña y luego la constancia. Ser constante si no, no avanzas. He visto a niñas esforzarse muchísimo, con la escuela y el ballet. Entonces, esas niñas desde chiquitas saben lo que quieren, son maduras. Tiene muchos beneficios. También en lo social, a desenvolverte ante el público.

Yuriko aconseja:

No se dejen llevar por los prejuicios. A mí siempre me dijeron cosas por mi físico. Me decían que no tenía cuerpo para el ballet. Pero a mí nunca me importó. A mí me gustaba y yo lo hacía. A lo mejor algunas veces lastima y duele, pero sigues adelante porque es lo que amas. Si realmente les gusta eso no les debe importar. Es algo que se nota. Yo le digo a las mamás: si a la niña no le gusta, no la traiga. A la academia han venido muchas niñas, que dicen que les gusta, y ahora solo hay nueve, es mentira que les gusta, porque no saben qué es. Lo primero es informarte bien ¿qué es lo que estás pidiendo, qué es lo que me gusta, realmente me gusta?

¿Voy a hacer ese sacrificio? Es mentira lo del dinero, yo di muchas becas, tengo niñas becadas del 100%y aún así la mamá no la quiere traer. Depende también mucho de los papás, recibir el apoyo de ellos.

Al final Yuriko me comenta que la meta es formar una compañía, y estarse presentando en donde encuentren lugar, y eso requiere de mucho apoyo y disciplina. Que está dispuesta a hacerlo, por lo mucho que disfruta su trabajo.

Gracias, Yuriko

EN LA ENTREVISTA

Yuriko comenta la importancia de que los papás apoyen a sus hijas.

PARTICIPÓ EN EL CASCANUECES

Participó en la puesta en escena de El Cascanueces en una academia en Saltillo.

 
Salir de la versión móvil