Por: Staff / La Voz
Es navidad, pero muchas personas se preguntan qué les depara el año nuevo que está solo a un par de semanas de llegar; el amor y el dinero son las dos principales interrogantes que se hacen; o al menos es lo que le preguntan quienes acuden con el pájaro astrólogo.
Se llama Miguel y marca en cinco cartas todo lo relacionado con el amor, trabajo, envidia y el dinero; el costo es de 20 pesos por carta y son 5 en total con las que la pequeña ave amarilla les dirá lo que pasará en el futuro.
Su dueño, Martín Cabrera llega a instalarse desde las once de la mañana frente al Mercado Zaragoza, ahí espera paciente a que las personas con curiosidad de saber lo que les espera en sus destinos.
No hay una edad específica de clientes, llegan de todos lados para conocer lo que les puede decir el pájaro astrólogo que diariamente trabaja, aunque haga un poco de frío; por supuesto que con cuidados especiales, señala Martín Cabrera.
“Tiene que estar abrigado en su jaula y necesita medicamentos para frío, pero también en calor se le administran algunos por las altas temperaturas que tenemos”, detalló sobre el canario australiano que parece listo para sacar las cartas.
Martin dice que comenzó en este oficio desde los 17 años, explica que es una herencia de su padre que se dedicaba a lo mismo y le enseñó todo lo necesario: “Antes era muy frecuente que las personas buscaran saber sobre el futuro con los pájaros, ha disminuido un poco, pero de todas maneras siempre hay quien quiera saber algo del amor o del dinero”.
El entrenamiento de Miguel y de los otros pájaros que lo han acompañado se hace en México, allá se envían por algunos meses y luego regresan para leer el futuro escrito en pequeños papeles de colores que tienen títulos como “estrella de la fortuna”, “mensaje astral”, “planeta especial” y “planeta de fortuna”; además del “horóscopo personal”.
Los mensajes son muy alentadores: “recibirás noticias de una persona amada”, “tu corazón se alegrará”, “tendrás mucha abundancia” y “tu suerte se acerca”, los cuales hacen felices a quienes se detienen en ese pequeño espacio, donde Martín y Miguel aguardan para darles esperanza.