PAGA IGLESIA 3.5 MDP POR ABUSO DE ‘MEÑO’

Por: Miguel Magaña

Piedras Negras, Coah.- Más de tres millones de pesos entregó la Iglesia Católica de indemnización por un caso de violación a un menor de edad, con el cual buscará reparar el daño que provocó el “Padre Meño”, quien pertenecía a la diócesis de Piedras Negras, a Javier Calzada.

Dicha cantidad fue entregada por el obispo de Piedras Negras Monseñor Alonso Garza Treviño, luego de que se probara que el sacerdote Juan Manuel Riojas Martínez conocido como el “Padre Meño” era culpable de abuso sexual en contra de Javier Calzada cuando era un menor de edad.

El Obispo Alonso Garza Treviño ocultó al Padre “Meño” cuando era buscado por las autoridades.

El Padre Meño cumple una sentencia de 13 años en el Cereso de Piedras Negras, en donde en la historia de este centro de readaptación social ha sido el primer sacerdote en ser encarcelado.

Los más de tres millones de pesos entregados por la iglesia católica de Piedras Negras fueron destinados para poder solventar los gastos que la defensa legal realizó desde que se presentó la denuncia en contra del sacerdote en el 2017; en la cual también se denunció al Obispo de Piedras Negras, culpándolo de encubrimiento y de ocultar la información ya que pasaron meses sin que Garza Treviño diera parte a las autoridades.

Durante los primeros meses en los que el caso se estaba llevando a cabo, Javier Calzada fue sometido a sinfín de interrogatorios en los cuales se cuestionaba la veracidad de su declaración; pero pese a estas intimidaciones su testimonio fue reconocido legalmente, por lo que se logró una primera indemnización.

Cabe señalar que la Iglesia Católica en México nunca había pagado una indemnización, ya que solamente se limitaba a pedir disculpas a los familiares de los miles de niños que han sido abusados sexualmente al año por sacerdotes.

Con esto la iglesia católica en México se vio obligada a reformar sus medidas ya que muchos de sus sacerdotes cometían atrocidades no solo con menores si no con muchas personas necesitadas.

Muchas veces la institución se ha lavado las manos asegurando que los sacerdotes actúan influenciados por el espíritu del mal, lo que solamente demuestra la falta de conciencia de sus representantes.

Cabe señalar que el padre Meño solicitó en abril del año pasado una apelación en la cual se buscaba que el tribunal superior de justica valorara con una visión distinta su caso, dicha apelación fue desaprobada por lo que el sacerdote pasara 13 años de su vida en prisión.

LA HISTORIA DEL

SACERDOTE PEDERASTA DE COAHUILA

El 18 de agosto de 2017, Juan Manuel Riojas, mejor conocido en Coahuila como “El padre Meño”, acudió a la Fiscalía General del estado para entregarse. En ese entonces iba acompañado de su abogado pues enfrentaría acusaciones por violación calificada.

A más de un año del encarcelamiento del sacerdote, un Tribunal Oral lo encontró culpable del delito de violación calificada y violación en grado de tentativa con abuso de autoridad y confianza por aprovecharse de su condición.

Actualmente preso en el Centro de Reinserción Social Varonil de Piedras Negras, Coahuila, el padre fue denunciado el 24 de marzo de 2017 por el joven seminarista Roberto Javier Calzada Tamez por los delitos que ahora enfrenta.

La Procuraduría local ofrecía hasta 200 mil pesos para quien diera información de su paradero, antes de que se entregara, y hasta la General de la República (PGR) lanzó una alerta roja para localizarlo en México o el extranjero.

Información de sinembargo refiere que el método del pederasta consistía en realizar rondines entre los dormitorios de los seminaristas, pupilos suyos, para elegir a sus víctimas al azar. Se presume que Calzada Tamez no fue el único que sufrió abusos sexuales.

Otro de los jóvenes abusados, Ignacio Martínez Pacheco, quien tenía 15 años cuando ingresó al Seminario Menor Diocesano de Piedras Negras, narró al mismo medio que el padre “Meño” lo buscó una noche en el lugar donde dormía para invitarlo a salir.

“Salimos al patio, me empezó a preguntar cosas sexuales y a preguntar cómo me satisfacía yo en ese lugar. Me llevaba del hombro y me lo acariciaba… Nos sentamos en la barda que divide la acequia donde me jaló del cuello con su mano obligándome para que bajara a su pene, me presionaba a su área genital y me introdujo el pene en la boca. Duró unos o tres minutos”, narró.

Al final, confundido, Ignacio dijo que el sacerdote sólo le dijo: “vete a dormir. Esto queda entre tú y yo”. (Información de sin embargo).

Salir de la versión móvil