Juárez: Azota sequía a ‘Don Martín’

La falta de lluvias y la contaminación están llevando al desastre económico a la comunidad de Juárez; lugareños piden a Dios: “un poco de lluvia”

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JÚAREZ, COAHUILA.– Kilómetros de tierra seca, catamaranes varados y basura, es desolador panorama que se percibe en el gigantesco vaso de la Presa “Don Martín”; sitio turístico, pesca y agricultura que “agoniza” con apenas un 8% de su capacidad.

La Presa “Don Martín” o Venustiano Carranza, creada hace 92 años para abastecer de energía eléctrica y generar abundantes sistemas de riego de cultivo, vive en este 2022 una de sus peores épocas.

A medida que el agua se evapora, salen a la superficie toneladas de basura, residuos contaminantes de empresa, minas y tajos que con total impunidad han vertido y desviado los riachuelos que en otros tiempos nutrían el afluente.

La falta de agua está acabando también con el ecosistema natural del área y con ello la principal actividad económica de toda una comunidad que encuentra en el turismo y la pesca recreativa, uno de sus principales ingresos en temporada de vacacional.

Sergio Kobel Romania, pescador dijo que el panorama es desolador, sin lluvias en puerta, temen no llegar a la próxima temporada de lluvias.

"Tenemos ya tres años así y la situación es mucho muy difícil, la presa se encuentra en un 8%, más lo que esta azolvado, las autoridades federales no hablan del tema, pero nosotros que vivimos aquí y dependemos es esto estamos muy preocupados" expresó Kobel Romamie, ex presidente de la cooperativa de producción pesquera, V. Carranza.

Cabe resultar que, según los mismos pescadores, hay extinción masiva de algunas especies de fauna, como lo son los catanos, ostiones, besugos, cangrejos gris y blanco, mojarra amarilla, bagre, pintontle, buyon, entre otros.

“Eran alrededor de 60 tipos de animales marinos, las que predominaban en estas áreas, hoy no son ni la mitad”.

Recordando un poco de la historia de la fundación de la presa a la que todos llaman "Don Martín", se precisó que fue inaugurada un 06 de octubre de 1930, cuando estaba como Presidente de la República Mexicana, Pascual Ortiz Rubio, quien informó en su momento que, la presa contaba con la capacidad hasta el vertedero, de 1300 millones de metros cúbicos.

La altura del vertedor sobre el lecho del río era de 38.06 metros, la altura de la corona sobre el lecho del río de 40 metros, longitud de mil232 metros y tenía una zona de riego de 40 mil hectáreas.

“Esta era una de las obras hidráulicas más grandes realizadas en aquel tiempo, a la fecha, estos grandes números, se encuentran en rojos, ya que la situación actual de aquel sitio inaugurado con dantos sueños por delante, muere y las cifran de hoy, no van ni por la mitad de todo eso”.

Ahora vemos la presa, al nivel de los riegos de agricultura, cuando se fundó era una cosa hermosa, imponente, enorme, hoy está debilitada, ya no tiene fuerza, ese trasvase que hicieron hacia Nuevo León, de más de 400 kilómetros para mandar cerca de 170 metros cúbicos a Estados Unidos, nos hacen mucha falta a nosotros, los humedales se acabaron, se destruyeron, ahora solo tenemos aguas negras de los tajos que existen en Sabinas, Rosita y otras partes de la Carbonífera”, dijo Sergio Kobel.

Aseguró por sus más de 50 años viviendo en Juárez, que seguirá luchando pese a cualquier persona o situación que se atraviese, ya que se cuenta con el respaldo de toda la población que aquí habita.

No dejaremos de pelear hasta recuperar aquella importante presa, las fuentes de empleo y sobre todo el destino turístico por excelencia de las familias tanto de Coahuila como de Nuevo León.

Para los pobladores de Juárez, la presa ya no tiene una vida útil, por lo que aseguran, se encuentra en agonía, pues el 95% de las personas que habitan en el pueblo, han vivido muchos años de “Don Martin”.

Aquí hay hostaleros, ganaderos, agricultores, restauranteros que tendrán poco que ofrecer en esta temporada vacacional.

“Ya no es conveniente invertirle costo a la pesca comercial, porque ya no se nos va a redituar, es mentira que los pescadores estamos en abundancia, estamos completamente abajo en la economía, la situación es crítica y estamos solos, le tenemos amor a nuestro oficio, pero ya no da para mucho, la presa nos la están acabando” mencionó Antonio Rodríguez González, pescador que lleva más de 30 años dedicando a esta labor.

Dijo que la situación actual es parecida a la que se vivió en el año 1993, cuando la presa llegó a un 6% de su capacidad, la diferencia es que ahora faltan muchos meses para la temporada de lluvias y temen que el vaso se seque por completo como ocurre con la Presa de La Boca en Santiago Nuevo León.

Se espera que las autoridades encargadas de la presa, saquen todavía más líquido de esta zona, misma agua que se ira directo para la lagunilla de Salinillas, ubicada en el estado de Nuevo León, esto por el tema de las vacaciones, ya que pretenden atraer más turistas.

“Una de las cosas que más nos afectan en la reproducción de nuestras especies, es tanto mineral, tanta contaminación, por más que uno limpie y se preocupe por esta agua, a veces sacamos pescados y lo vemos con llagas o mal formado, a las personas que no viven de ella no les importa y por eso siguen vertiendo aguas negras, grises e incluso con químicos.

En la presa, el ambiente es triste y preocupante a unos días de la Semana Santa, fecha en la que este lugar se llenaba de vida.

Otro de los factores que agravó la economía de la zona fue la pandemia del COVID-19, que alejó por casi 2 años a las familias vacacionistas.

Esta situación dio al traste la actividad comercial, sobre todo la venta del pescado crudo y cocido. Algunos hasta han tenido que cerrar sus puertas por la falta de turistas y por la poca variedad de especies que actualmente se dan en la presa.

Braulio García, propietario de un estanquillo con venta de comida local, aseguró que, desde hace al menos 4 años, cada vez es menor el porcentaje de gente que, acude a visitar y vacacionar en la presa.

Recordó que desde niño se acostumbró a ver este centro turístico como un paraíso rodeado de personas, los restaurantes y gran actividad la mayor parte del año y hoy con el agua se fue también la “vida” del pueblo.

 “En toda mi vida jamás había visto así la presa, se ve tan triste, nos afecta tanto ver así este lugar al que amamos tanto, mis padres no se rinden, no dejan de trabajar y como ellos, así está todo Juárez, todos aquí trabajamos por reparar lo que otros han venido a destruir” indicó.

No obstante, subrayó que, algunos torneos deportivos que se han mantenido activos, han sobrellevado la situación, ya que aún hay personas que si se interesan por la presa y el problema que actualmente está afectando y tratan de ayudar a la comunidad.

Ante el incierto panorama árido, los habitantes miran al cielo y piden a Dios el milagro de las lluvias que devuelvan a este vaso, la vida que poco a poco se ha ido evaporando luego de tres años de una de las peores sequías de las que se tenga memoria.

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