Lejos de sus familias de sangre viven abuelitos

Don Enrique platica sobre su estancia en el Asilo de Ancianos “San Judas Tadeo”.

Por: Teresa Muñoz

MELCHOR MÚZQUIZ, COAH.- Una navidad y un Año Nuevo con una nueva familia, no de sangre pero sí de compartir risas, alegrías, tristezas y hasta enfermedades, así celebra Don Enrique esta época decembrina.

“Llegué aquí al Asilo de Ancianos San Judas Tadeo yo creo que, como todos, nos trajeron nuestras familias y aquí nos dejaron, pero gracias a Dios aquí no nos ha faltado nada”, expresa a LA VOZ.

Dijo que recientemente tuvieron la visita de algunas personas quienes sin conocerlos les llevaron algunos regalos, -bien bonito que estuvo todo- gracias a todo mundo por acompañarnos, dijo.

“Para mi todos aquí son una gran familia, puesto que llevo 1 año en este lugar donde me tratan de lo más maravilloso del mundo, todos y todas son almas de Dios”, expresó el abuelito.

Señaló que a Dios y, a la Virgencita solamente le pide salud, posteriormente guarda silencio al quebrársele la voz al hablar, prosiguió y dijo -rezo todos los días para que estemos bien y el creador nos cuide hoy y siempre-.

Agregó que lo que le duele a uno en el alma, al otro también, y es ahí donde se tienden la mano entre los abuelitos y abuelitas dándose fuerza y fortaleza para seguir viviendo.

 
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