Por una carne asada un grupo de regiomontanos provocaron se perdieran 8 mil hectáreas de bosque con flora única en el mundo; murió el pulmón de Coahuila
Por: Hilda Sevilla
Por: HILDA SEVILLA / LA VOZ
ARTEAGA, COAH.- Un descuido terminó con la flora y fauna de más de 3 mil 500 hectáreas de la Sierra de Arteaga en Coahuila tras el incendio de La Pinalosa, en Los Lirios, fueron en total 8 mil hectáreas, luego de que el fuego se extendió hasta Nuevo León; este desastre natural tardará en repararse al menos 400 años si es que la naturaleza decide volver a empezar, el costo monetario fue de 49 millones de pesos.
El 16 de marzo del 2021, un grupo de amigos regiomontanos provocaron un incendio en una cabaña que terminó con la flora y fauna de 3 mil 800 hectáreas de la sierra en Coahuila; a un año de los hechos, el presunto responsable, Adrián “N”, continúa bajo investigación con una medida cautelar de presentación periódica en la Fiscalía del Estado de Coahuila.
Era Semana Santa cuando el grupo de amigos acudió a una cabaña ubicada en La Pinalosa, de acuerdo a las investigaciones de la Fiscalía, hicieron una carne asada y cuando se preparaban para retirarse, arrojaron los restos del carbón a un costado del asador y luego se retiraron del lugar sin percatarse de que no estaban completamente consumidos ni apagados.
A los pocos minutos, las hojas y madera secas cercanas a los restos del carbón volvieron a prenderse y con los fuertes vientos que se registraron en esos días, las pequeñas llamas pronto se convirtieron en fuego que consumió las 8 mil hectáreas de Coahuila y Nuevo León; siniestro que tardó en sofocarse 21 días en nuestro Estado.
Eglantina Canales, Secretaria del Medio Ambiente en Coahuila, afirmó que el incendio de La Pinalosa fue uno de los desastres naturales más catastróficos que hayan ocurrido en la Sierra de Arteaga y que terminó con árboles que tenían más de 400 años, una pérdida irreparable.
“El final de invierno y la primavera son los meses más complicado en combate de incendios por las condiciones ambientales adversas, los frentes fríos y el movimiento de masas de aire provocan rachas de viento fuertes, aunado a una sequía y la poca humedad, son factores para el combate de incendios y favorables para que se extiendan”, explicó.
En ese año, había mucho combustible disponible seco por la falta de lluvia, lo que ayudó a que se convirtiera en una tormenta perfecta: “A los incendios los especialistas los califican con numeralias de acuerdo a intensidad y daño tal y como en los huracanes, lo que ocurrió en La Pinalosa corresponde a una tipo 4”.
En el lugar del incendio, la topografía es montañosa compacta y tiene los picos más altos de Coahuila, se ubica a 3 mil metros sobre el nivel del mar y el combate aéreo se hace difícil por el terreno y es mayor complicado vía terrestre: “Todo estaba para ser difícil de controlar, fue casi un mes de combate, muchas horas hombres y dinero invertido, combustible y también fue necesario contratar una aeronave de Estados Unidos para sofocarlo”, explicó Eglantina Canales.
Se destacó el valor de los combatientes, de los pobladores y la sociedad civil de apoyar con afecto llevándoles comida, prendas personales, bebidas y apoyo moral para hacerlos sentir fuertes y hubo otros apoyos valiosos como el de las mujeres de la comunidad para dares de comer y dejar el tiempo ahí.
“No les cobraban en los restaurantes porque la gente que iba a comer, les pagaban de más para cubrir los gastos de los que estaban en la línea de fuego, eso demuestra de qué estamos hechos en Coahuila, es la parte romántica; sin embargo, la ambiental fue fatal”, refirió.
La sierra de Arteaga es un lugar privilegiado y poco común: en bosques de altura hay en abundancia diversa especies de coníferas que sólo son comunes al estar arriba de los 2 mil metros del nivel del mar y son al menos 12 las representativas: “Al ser Coahuila un estado desértico, es importante para nosotros que crezcan aquí porque sólo esas condiciones de humedad y altitud logran que los árboles alcancen una talla de 40 centímetros, y para ello se tardan cien años”.
Entonces, lo que se consumió por una carne asada fueron especies de más de 400 años y no es posible reforestar con el mismo tipo de árboles las 8 mil hectáreas quemadas: “Lo que perdimos fue un lapso de tiempo importante porque esos bosques son el colchón del cambio climático, no se puede reparar porque dónde están las semillas de las plantas y cómo sabemos la composición de ese bosque; entre más especies hay, se vuelve más complejo el rompecabezas y no se puede armar”.
Eglantina Canales refirió que los incendios provocados que resultan de un descuido de las personas son porque creen tener derecho a dañar a la naturaleza y apropiarse de ella: “Provocan efectos irreversibles a la biodiversidad, pero no les importa, creo que deben existir sanciones económicas altas porque solamente cuando se les pega en el bolsillo lo sienten, pero no tienen derecho a encender fogatas en los bosques: si es porque tienen frío, entonces que vayan a la playa o se queden en sus casas, si es por hambre, que lleven comida enlatada o consuman en los puestos de la región y así apoyarán en la economía de los pueblos, pero no que por su egoísmo provoquen catástrofes como el de La Pinalosa”.
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COMBATE AL FUEGO DURANTE 21 DÍAS
Patricio Betancourt y Gerardo Balandrón, Jefe de Brigada de la CONAFOR en la Región Sureste y combatiente respectivamente, relataron que recibieron la llamada de alerta alrededor de las 4 de la tarde del 16 de marzo del 2021, para alertarlos del incendio en La Pinalosa.
“Llegamos alrededor de las 5 de la tarde, pero desde que íbamos por el tramo de Los Chorros ya se veían las columnas de humo, por la hora, no podíamos hacer mucho ese día pues la luz solar estaba por terminarse; hicimos poco con ese factor en contra, pero nos comenzamos a organizar y a partir del día siguiente, comenzamos a trabajar en jornadas que comenzaban desde las 6 de la mañana y hasta las 6 de la tarde”, explicaron.
El fuego avanzaba rápidamente y aun así, los pobladores no querían abandonar sus casas: “Había mucho llanto, miedo, desesperación y tristeza, sabían que estaban perdiendo lo poco que tenían y por eso querían al menos rescatar a sus animales, ya que la mayoría de las casas eran de madera y lámina, el incendio las destruyó rápidamente”, comentó Patricio Betancourt.
Con apoyo de Protección Civil de Arteaga lograron evacuar a las familias mientras el fuego hacía lo suyo: “Son cañones encajonados y al calentarse la ladera de uno, la radiación se fue a las otras paredes y entraron en combustión para incendiarse, se registró mucho viento y cuando lográbamos avanzar en un tramo, las llamas se iban hacia otro, todo eso hizo que tardáramos 21 días en sofocarlo, combatimos en un área llena de combustibles pesados por los pinos, madera gruesa y matorrales secos con una gran cantidad de química que los hace volátiles”, detalló Gerardo Balandrón.
Tres brigadistas resultaron con lesiones menores, como torceduras de pie, pero afortunadamente sin bajas a pesar de las dimensiones del incendio, expresó el Jefe de Brigada: “Lo que nos gustaría que gente comprenda es que a pesar del equipo con el que contamos e incluso la aeronave, son zonas muy complicadas para combatir los incendios, porque depende de la naturaleza; se ve fácil cuando tenemos una aeronave, pero si hay viento no puede volar y nosotros de todas maneras estamos abajo preparando el terreno para las descargas”.
El costo del combate al incendio fue de 49 millones de pesos y participaron 570 brigadistas de todo Coahuila y otros estados del país; también se utilizaron 7 helicópteros del Gobierno del Estado, 1 de la Guardia Nacional, 1 de la Secretaría de la Marina, 1 avión cisterna contratado en Estados Unidos y 6 bulldozer para apertura de brechas.
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EL PROCESO JUDICIAL
Tras las investigaciones que realizó la Fiscalía General de Coahuila, se logró encontrar la cabaña donde comenzó el incendio y localizar al presunto responsable, identificado como Adrián “N”, originario del estado de Nuevo León.
Everardo Lazo Chapa, delegado en la Región Sur de la Fiscalía General del Estado (FGE), señaló que a un año del incendio, en marzo del 2022, el proceso en contra del regiomontano sigue en curso, ya que aún se recaban datos de prueba: “Se han realizado audiencias y la medida cautelar que le impuso el juez fue la presentación periódica, a la que Adrián “N” ha respondido oportunamente”.
El delito que enfrenta es incendio culposo agravado en bosque; es decir, como los daños que ocasionó no fueron intencionales, puede llevar el proceso judicial en libertad.
En las investigaciones participaron elementos de criminalística, de campo y la Policía Investigadora, lo que permitió determinar el lugar exacto donde comenzó el fuego, también se apoyaron en drones para verificar la información; paradójicamente, la cabaña donde había estado el grupo de amigos, no sufrió daños mayores.
Lazo Chapa añadió que en los incendios provocados, las sanciones que se imponen generalmente son la limpieza de la zona siniestrada y reforestación, toda vez que se llega a un acuerdo de reparación de daño con los responsables y se prueba su participación; sin embargo, en el caso de La Pinalosa, se espera que haya una resolución más enérgica por la magnitud del impacto a la naturaleza.
“Continúa el procedimiento judicial, no se descarta una negociación y la intención de las autoridades es que repare el daño de alguna manera, porque sería complicado monetariamente debido a que las pérdidas son muy onerosas, pero definitivamente tendrá que resarcir lo que ocasionó por un descuido”, reiteró el Delegado.
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“NOS DIO GUSTO QUE NADIE MURIERA”
A pesar de haberlo perdido todo, las familias que regresaron a tratar de recuperar lo poco que tenían antes del incendio coinciden en que les dio gusto que no se perdieran vidas.
Son alrededor de mil pobladores los que habitan en lo cañones que conectan a Coahuila con Nuevo León y una de las principales fuentes de ingreso que tenían era la producción de manzana, pero los árboles que se convirtieron en ramas secas y no quieren resurgir.
Se quemaron sus casas, los animales y la tierra quedó tan suelta luego del incendio, que viven todavía en peligro por los posibles deslaves que puedan ocurrir: “Ahora cuando llueve, el agua que baja de los cerros está negra, se acabó la sombra de los pinos, no hay nada para ver”.
Nacieron ahí y a pesar de que el panorama no será jamás el mismo, ahí quieren morir, afirmó María Moncada, una de las afectadas; los hijos emigraron a Arteaga y Saltillo y ella está sola con su esposo Juan Durán, le pide a Dios que nuevamente sea fértil la tierra donde estaban sus árboles de manzana y las flores que regaba cada mañana.
Hermilo Sánchez relató que vio venir las llamas tan rápido, que no logró sacar los papeles importantes de su vivienda, apenas si alcanzó a llegar a una pila de agua que le servía de bebedero a sus vacas y resguardarse ahí.
Elio Saucedo cuidaba a las chivas cuando vio la gran humareda, las llamas iban hacia él y su única preocupación era su esposa que estaba dentro de la casa, ella es invidente y ambos son de avanzada edad: “Se me figuraba que nos íbamos a quemar los dos porque nadie nos avisó que había un incendio”.
Otros de los afectados son los propietarios de las casi 50 cabañas turísticas que rentaban cada semana, el valor de las propiedades disminuyó y los inmuebles quedaron inservibles, la mayoría de ellos también interpuso una denuncia en contra de Adrián “N” para que les pague por los daños.
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“QUE LA TIERRA SE CURE DE LOS HUMANOS”
El periodista y escritor, Armando Fuentes Aguirre “Catón” ofreció para La Voz una reflexión luego del incendio en La Pinalosa: “Todo incendio forestal equivale a una tragedia, estamos destruyendo al árbol insanamente, la riqueza forestal del planeta y actuamos con un criterio aberrante; se decía antes que el hombre es el rey de la creación, si es eso es cierto, entonces es un rey poseído por la locura porque está destruyendo la casa en que vive y la está arruinando para las futuras generaciones, es un rey mentecato, insensato”.
También sentenció: “Hemos de cuidar de nuestra casa, el planeta, porque no tenemos otra casa y para eso hemos de cuidar de los bosques, del árbol que es como un ángel guardián que nos protege de muchos males que nos causan la muerte y a la larga pueden causar la muerte del planeta”.
Finalmente, el columnista compartió: “Hay una bella teoría que en alguna forma es poética: nuestro planeta es un ser integral vivo, una criatura a la que algunos dan el nombre de Gea, que significa tierra y ella tiene sus propios mecanismos de defensa; es capaz de protegerse ante los males de los predadores que la amenazan y el mayor y más peligroso es el ser humano. Ojalá la tierra con sus propios mecanismos de defensa y anticuerpos se defienda de nosotros y se libre ella misma con sus poroso recursos más allá de los humanos, del peligro que representamos para ella”.