Así nacen los agresores

La psicología los ubica como bebés de temperamento difícil que pueden convertirse en feminicidas si en su entorno se fomenta la violencia

Por: Hilda Sevilla

SALTILLO, COAH.- Los hombres que se vuelven agresores de mujeres tienen conductas que pueden ser detectadas desde que son pequeños, y ese patrón de violencia tiene que ver principalmente con el temperamento con el que nacen, aunado a las situaciones que viven en su entorno conforme crecen.

Lo anterior lo explicó Gabriela Linares, del Departamento de Psicología y Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Coahuila, catedrática e investigadora: “Hay tres tipos de temperamentos que con los que nacen las personas y estos son los fáciles, difíciles e indecisos”.

Y son las personas difíciles aquellas que tienen un mayor potencial de desarrollar conductas de agresión y no solamente hacia las mujeres, sino también con su familia y amigos: “Los difíciles son generalmente los recién nacidos que lloran mucho, tienen una hipersensibilidad sensibilidad hacia los estímulos del exterior, es complicado tener un horario determinado para alimentarlos y conforme crecen, un menú de su agrado”, dijo.

Cuando tienen más edad, hacen berrinches por no tener lo que quieren al momento, además los padres fomentan en ellos un tipo de conducta nociva al no ponerles reglas o enseñarles que no siempre pueden tener lo que desean, ya que le facilitan todo.

“Con este tipo de educación, los menores no tienen un control de sus impulsos y se acrecienta más su temperamento difícil, por eso es importante que los padres los guíen desde pequeños, ya que de lo contrario, los niños aprenden que la única manera de conseguir algo es si gritan, patean y agreden; a futuro, todo eso derivará en que si las mujeres no hacen lo que ellos les exigen, serán violentadas”, añadió la especialista.

Gabriela Linares añadió que las conductas son focos amarillo o rojos que deben atenderse a temprana edad, ya que si se suman otros factores como una educación autoritaria o permisiva, una madre sumisa y los patrones en la familia donde hay machismo, se alimenta más a una falta completa de control de impulsos. 

Los hombres agresores buscarán una pareja a la que puedan controlar y someter, una situación que no tiene que ver con el nivel económico ni educativo, afirmó la investigadora: “Quizá las mujeres de bajos recursos económicos y educativos estén en desventaja con aquellas que tienen otro tipo de nivel, pero ninguna está exenta de sufrir violencia por parte de sus parejas, pues las agresiones y su permisividad son patrones que se adquieren del entorno directo de la víctima y del victimario y que vuelven a repetirse si no se busca ayuda para romperlos”. 

De esta manera es como el agresor va moldeando sus conductas; mientras que las mujeres que crecieron en núcleos donde aprendieron que la sumisión, el maltrato y los golpes son “normales”, que no tienen autoestima e incluso, que padecieron otro tipo de violencia, se conectan y terminan en un círculo vicioso.

“Hay casos de mujeres que sufrieron abusos sexuales y eso hace que se sientan menos, se culpan a ellas mismas por lo que les pasó, entonces llega un tipo que las hace sentir como si “ya no sirvieran”, pero que les hacen el favor de estar con ellas y es de esta manera como terminan soportando el maltrato de una pareja, pues piensan que no merecen más”, señaló Linares. 

Por otra parte, la investigadora dio a conocer que los tipos más comunes de maltratos son los físicos y psicológicos: “Recordemos que los niveles son en escalada, un jalón es agresión aunque ellas consideren que fue mínimo, lo importante es no normalizar las agresiones y entender que es posible buscar ayuda y salir de los núcleos tóxicos; que las mujeres se quieran ellas mismas y que nadie les hace un favor”, señaló.

“Es importante identificar los niveles y tipos de agresividad, quizá las víctimas convivan en un entorno donde se normaliza a la violencia, pero deben comprender que mal de muchos no es consuelo; es muy importante buscar los medios para salir de las dinámicas de maltrato y es posible con trabajo de psicólogos, de ellas mismas para que tengan el valor de denunciar y de las autoridades para que les den seguimiento a los casos de denuncias, debido a que en muchas ocasiones por fin se animan a ir a las instancias a buscar ayuda y que les apliquen medidas de restricción o bien, que los detengan, pero saben que en algún momento el agresor va a volver y les va a “cobrar” que hayan ido a la policía ya sea con golpes o desafortunadamente, con un feminicidio”.

De acuerdo a la catedrática, debería existir una mayor empatía por parte de las autoridades hacia las víctimas que acuden a denunciar: “Si ya fueron con ellos más de una vez, y luego retiran la denuncia y aunque no lo hagan, pero regresaron a demandar a su pareja nuevamente, se les debería canalizar a una instancia donde les pregunten el por qué vuelven con sus agresores; puede ser porque están amenazadas o viven en una situación de dependencia por la manipulación o violencia psicológica que ejercen sobre ellas.

¿SE PUEDE PREVENIR EL FEMINICIDIO? 

Gabriela Linares afirmó que es posible que las mujeres se den cuenta si pueden ser víctimas de un feminicidio, ya que las señales son muy claras durante la relación con sus agresores: “Como lo comenté, la violencia va en escalada, en la mayoría de los casos hubo antecedentes de maltrato físico antes de que las asesinaron, incluso denuncias, pero eso no evitó que murieran a manos de su pareja; incluso, un azotón de una puerta o quebrar objetos en una discusión, también es violencia”.

Por ello, cualquier tipo de maltrato es un foco rojo que debe atenderse de inmediato: “Que las mujeres digan que aman a sus agresores no está en discusión, lo que sí es necesario es darse cuenta de que no es correcto que las agredan; pueden hablar con la pareja y pedir ayuda psicológica entre los dos para que el hombre rompa con ese patrón que le inculcaron, pero si no quiere, pueden ir ellas solas a solicitar el apoyo para que dejen a sus victimarios y logren salir de una relación de violencia”, destacó. 

“Tenemos que entrenarnos como en el caso de los desastres naturales, nos dicen que debemos tener guardados nuestros papeles importantes para salir de casa si hay alguna contingencia y es lo mismo en una relación de maltrato; debemos comprender que a la primera alerta que nos prenda el agresor, y no necesariamente tiene que ser física, hay que salir de ahí”, afirmó. 

De igual manera, expresó: “Las mujeres tenemos derechos y ninguna exagera si no se siente cómoda en una relación, a pesar de que tenga un patrón de sumisión porque así lo aprendió de su familia directa, hay algo en su interior que le dice que así no debe ser, es una especie de lucidez que no deben perder, la sociedad nos impuso que debemos soportar y estuvimos de acuerdo por muchos años, pensamos que es lo que nos toca; sin embargo, somos seres humanos y podemos vivir con, sin y a pesar de una pareja”.

Finalmente, Gabriela Linares expresó: “Queremos mujeres fuertes, que se quieran ellas mismas y que aprendan que pueden salir adelante, queremos mujeres vivas, que nuestras hijas ya no repitan los patrones de soportar agresiones y que no ocurran más feminicidios”. 

Cabe señalar que en Coahuila, se han registrado 5 feminicidios durante el 2022, mismos que ocurrieron en Matamoros, Saltillo, San Pedro, Torreón y Viesca. 

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