José Luis Guzmán, es el Cabo de Infantería que se dedica a entrenarlos, con él forman los binomios caninos del Ejército Mexicano destinados a trabajar principalmente en esta región.
Por: Hilda Sevilla
SALTILLO, COAH.- Júpiter, Venus y Tarea son los tres lomitos de la raza Pastor Alemán Belga Malinois que viven en el Cuartel General de la Sexta Zona Militar, ubicada en la Región Sureste de Coahuila; no lo saben, pero mientras juegan, salvan vidas, mientras que su entrenador, quizá como cualquier padre, no quiere que sus tres hijos crezcan para que no les llegue el retiro de labores.
José Luis Guzmán, es el Cabo de Infantería que se dedica a entrenarlos, con él forman los binomios caninos del Ejército Mexicano destinados a trabajar principalmente en esta región, pero listos para atender cualquier eventualidad que surja en cualquier ciudad o entidad.
En el corazón del Cuartel General de la Sexta Zona Militar, los tres perros juegan sin saber que su entrenamiento diario podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Júpiter, Venus y Tarea no son simples canes; ellos forman parte de los binomios caninos del Ejército Mexicano, un equipo especializado en la detección de explosivos y narcóticos. Mientras corretean alegremente bajo la atenta mirada de su entrenador, el Cabo de Infantería José Luis Guzmán, cumplen una misión crucial para la seguridad nacional.
Guzmán, quien lleva cinco años entrenando a estos lomitos en Saltillo, describe el lazo especial que ha formado con sus compañeros caninos. A pesar de los logros y las vidas que han salvado juntos, José Luis se enfrenta a una realidad inevitable: el retiro de estos perros en un futuro: "No quiero que crezcan", dice, consciente de que el paso del tiempo los llevará a la jubilación, un momento que será tan duro para él como para los mismos perros, afortunadamente todavía faltan varios años para que eso ocurra.
El proceso para formar un binomio canino no es sencillo ni rápido. Los cachorros, como Júpiter, Venus y Tarea, son criados en el Centro de Reproducción Canina en San Miguel de los Jagüeyes, Estado de México. Ahí, pasan sus primeros años de vida recibiendo el adiestramiento básico antes de ser asignados a batallones operativos en todo el país.
Las especialidades son cinco, de búsqueda de narcóticos, explosivos, guardia y protección, rescate y rastreo de personas extraviadas.
En Coahuila, donde no hay riesgo de terremotos, los perros se especializan en la detección de narcóticos y explosivos, aunque otras regiones cuentan con unidades dedicadas al rescate y la protección: "Les enseñamos a buscar y localizar artefactos explosivos y enervantes", explica Guzmán.
El entrenamiento es exhaustivo y se basa en la increíble capacidad olfativa de los canes. Mientras que los seres humanos cuentan con alrededor de 5 millones de glándulas olfativas, los perros poseen más de 200 millones, lo que les permite detectar partículas de sustancias que serían imperceptibles para las personas.
En el caso de los narcóticos, los perros entrenados en Coahuila utilizan pseudoaromas, es decir, químicos que imitan el olor de las drogas reales sin poner en riesgo su salud. Para los explosivos, en cambio, se emplean olores reales que simulan las sustancias peligrosas que pueden detonar con una simple chispa o fricción.
El día de los binomios caninos comienza temprano. "Desde las siete de la mañana hacemos el aseo, pasamos lista y participan en los honores a los lábaros patrios", relata Guzmán; después de una pausa en espacios abiertos, los perros se sumergen en un ambiente simulado lo más parecido posible a las condiciones reales de una misión.
El entrenamiento se divide en varias fases, incluyendo trabajo de olfato, obediencia y ejercicios en pista para mantener su condición física.
El trabajo no solo exige una intensa disciplina, sino también un enfoque lúdico. Para los perros, la búsqueda de drogas o explosivos se convierte en un juego en el que su recompensa es su juguete favorito, generalmente una pelota: "A ellos les encanta la pelota, es irregular y los hace avivar sus reflejos", explica Guzmán.
El método mixto que emplean en el entrenamiento refuerza los comportamientos deseados mediante premios, mientras que las conductas inapropiadas se corrigen con firmeza pero sin maltratos.
En cada entrenamiento, el vínculo entre el perro y su manejador se fortalece. "Somos binomios", subraya Guzmán, señalando que su estado de ánimo influye directamente en el comportamiento de los perros. Si el entrenador está nervioso o triste, los perros lo perciben y reaccionan de manera similar. Este lazo es fundamental, especialmente en situaciones críticas donde la precisión del perro puede salvar vidas.
Cuando un perro encuentra a una persona viva, la satisfacción es inmensa. "Es una alegría muy grande", dice Guzmán, emocionado al recordar los momentos en que los perros han localizado a alguien y han permitido su regreso a casa. Este éxito es el resultado de años de entrenamiento y dedicación, y es lo que impulsa a los entrenadores a seguir adelante, a pesar del agotamiento físico y emocional.
Sin embargo, el tiempo no se detiene, ni para los perros ni para sus entrenadores. Los canes suelen jubilarse alrededor de los nueve años, dependiendo de su salud y condición física; a partir de ese momento, dejan de participar en operaciones activas y se les permite vivir una vida más tranquila, bajo el cuidado de sus manejadores, algunos incluso son dados en adopción a personas o familias que pueden garantizarles una vida cómoda y feliz.
Para Guzmán, el retiro de sus "hijos" caninos es un momento agridulce. "Quisiéramos llevarnos a todos", admite. El vínculo que ha formado con Júpiter, Venus y Tarea es tan fuerte que le cuesta imaginar a otro entrenador cuidando de ellos. A pesar de ello, reconoce la importancia de que nuevos manejadores tomen el relevo, aportando técnicas modernas y frescas para el adiestramiento de los perros.
La vida de un binomio canino es de servicio y sacrificio. Júpiter, Venus y Tarea seguirán entrenando, jugando y trabajando por la seguridad de México hasta que llegue el momento de su merecido descanso. Mientras tanto, continúan siendo los héroes silenciosos que, con cada ladrido y cada juego, están salvando vidas.